INTERNACIONAL
comienza la visita

La Habana, a punto para hacer historia con Francisco

El Papa llegará hoy, y mañana presidirá una misa masiva en la célebre Plaza de la Revolución. Sectores disidentes esperan que pida por ellos, aunque en privado.

| AFP

Desde La Habana

En el minúsculo jardín atrás de la Catedral de la Habana, bajo el sol abrasador de las diez de la mañana, cinco obreros, cuatro ingenieros y dos policías vigilan una partida de plantitas verdes recién bajadas de un camión. “Vamos a plantarlas todas en la esquina”, explica Yadelis Hierrezuelo, empleada de la Oficina del Historiador de La Habana, abanicándose en la acera de enfrente. “El Papa va a caminar por aquí y hay que arreglar un poco”, dice ella.

Las callecitas alrededor de la Catedral, en el corazón del casco histórico de La Habana, son una obra a cielo abierto. Se montan palcos, se saca basura. Tres mujeres limpian el empedrado. Carpinteros buscan en la plaza una escalera de hierro desaparecida. Dentro de la iglesia es un vaivén de señoras sacando polvo de los bancos. Todo para recibir al Papa, que llegará hoy en el marco de una gira que lo llevará también a Estados Unidos.

Omnipresente. Francisco oficiará mañana a las nueve una misa de masas en la histórica Plaza de la Revolución, presidida por la icónica imagen del Che Guevara y en la que se ha montado una cruz gigantesca. Después se lo espera en la Catedral para un encuentro con los fieles, aunque la visita aún no fue confirmada. Oficiará otras misas en Holguín y en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en los cuatro días de su visita a la isla.

Las fotos de su cara se asoman desde la mayoría de las puertas de La Habana vieja, eje de un país donde la religiosidad se expresa en gran mayoría con los cultos sincréticos de raíces africanas. “Menos de la mitad de los cubanos se define católica, los practicantes somos una minoría”, dice Kiko Algañares, diseñador habanero de 47 años. Y agrega: “Pero a este papa lo esperan con curiosidad y simpatía casi todos los cubanos, porque todos sabemos que si el cardenal Ortega logró sacar alguna concesión, algún cambio, alguna libertad para nosotros de la mediación política con Raúl Castro, fue porque desde Roma tuvo el apoyo de Francisco”.

En el casco histórico algunos antiguos palacios recién restaurados conviven con viejos barcitos de mala muerte y muchos edificios derrumbados por la falta de arreglos. Sentada a la mesa de un café en la calle San Juan de Dios, Roberta Valdés, de 24 años, comenta: “Va a cambiar este país, sí que va a cambiar, no hay otra. Y seguro el Papa va a ayudarnos, me parece buena persona. Lo que pasa es que aquí cualquier cambio llega muy, pero muy, pero muy despacito. Pero yo no tengo paciencia, y antes de Navidad me voy a vivir a Portugal, donde me conseguí un novio”.

—¿Y el domingo vas a la misa en la Plaza de la Revolución?
—Ni si me pagaran en dólares –dice con una sonrisa deslumbrante–. Va a haber policía por todas partes y yo soy alérgica a los uniformes.

Gustavo Pérez, ingeniero civil cincuentón, espera con entusiasmo la misa: “Tampoco es por la misa en sí”, dice, “yo quiero estar allá porque sé que este papa va a decir algo fuerte y quiero estar ahí para verlo con mis ojos. Este argentino no llegó al Vaticano para sentarse ahí y pontificar cómodo; es un hombre humilde, se le nota en la cara, quiere a la gente común y corriente. Yo voy a ir a escuchar lo que les dice al pueblo y a ellos”.

—¿Ellos?
—Digamos que quiero escuchar lo que le va a cantar en la cara al gobierno, para decirlo de alguna manera.

En el Arzobispado de La Habana, cuartel general de la diplomacia vaticana que se mueve entre la sociedad civil de la isla y el régimen de los Castro, no todos están encantados con el acercamiento entre la Iglesia católica y Raúl.

También entre los sectores disidentes se esperan “milagros” por la visita. “El papa Francisco desea que su visita tenga un gran impacto, pero no podrá hacer milagros, porque eso depende de la voluntad política del gobierno cubano, que no tiene ninguna”, dijo el disidente Elizardo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos, que es ilegal aunque tolerada por las autoridades.
No esperamos milagros en ese terreno, pero no se pierde la esperanza de que el Papa pueda pedir al gobierno más democracia y respeto a los derechos humanos, aunque sea en privado”, dice José Daniel Ferrer, otro dirigente de la disidencia cubana.

Embargo más flexible

Raúl Castro habló ayer por teléfono con Barack Obama y le pidió “profundizar” las nuevas flexibilizaciones al embargo contra la isla anunciadas, informó la cancillería cubana.

Con órdenes ejecutivas, Obama eliminó el tope a las remesas familiares, autorizó inversiones conjuntas de estadounidenses con empresas estatales cubanas y los viajes de barcos y aviones a la isla, entre otras medidas. “En relación con las regulaciones anunciadas, el presidente Raúl Castro recalcó la necesidad de profundizar su alcance y de eliminar definitivamente la política de bloqueo en beneficio de ambos pueblos”, señaló la cancillería de Cuba