Aún a la distancia, Máxima Zorreguieta la entiende mejor que nadie. La menor de sus hermanas, Inés, sufre por un mal que parece endémico en su familia de origen: la obsesión por el peso. Dietas, atracones y fuertes restricciones eran parte de la rutina porteña de Máxima mucho antes de cruzarse en el camino del príncipe de Holanda. A los 27 años, es su hermana la que está internada en la Ciudad de Buenos Aires.