INTERNACIONAL
CRÍTICAS Y PROMESAS INCUMPLIDAS

Los 100 días de Bolsonaro: ningún presidente fue tan impopular en tan poco tiempo

El presidente tiene la peor evaluación en los tres primeros meses de un primer mandato desde la redemocratización de Brasil en 1985.

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Jair Bolsonaro, presidente de Brasil | Bloomberg

Los primeros 100 días en el cargo del presidente brasileño Jair Bolsonaro estuvieron marcados por las luchas internas en su gobierno, los insultos a adversarios y aliados, los elogios a la dictadura y con un avance mínimo en el Congreso de sus principales proyectos de ley. El panorama incluso es desolador cuando se lee la última encuesta, que indica que ningún presidente brasileño se volvió impopular tan rápido como Bolsonaro.

La consultora Datafolha informó el domingo que el índice de aprobación de Bolsonaro se redujo a 32%, el más bajo para cualquier presidente en su primer mandato en Brasil, aunque todavía muy por encima del índice de aprobación de un solo dígito que su antecesor, Michel Temer, tenía al final de su gestión.

El sondeo drevela que el 30% de los brasileños consideran que su gobierno es "malo o pésimo", mientras que un 32% lo consideran "bueno o excelente" y un 33% "regular".  Sin embargo, un 59% de los entrevistados tiene la expectativa de que el mandatario ultraderechista hará una gestión "buena o excelente". Antes de iniciar su mandato el pasado 1 de enero, ese porcentaje era del 65%, según Datafolha. 

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Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), registró un 7% en 2011, mientras que su mentor Luiz Inácio Lula da Silva obtuvo un 10% en 2003. En su primer mandato, en 1995, Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centroderecha), registró un 16%. En 1990, Fernando Collor, primer presidente elegido por sufragio universal después del régimen militar (1964-85), tuvo un 19%. Collor terminó renunciando a la presidencia en 1992 en medio de denuncias de corrupción.

"No voy a perder el tiempo en comentar una encuesta de Datafolha, que dijo que iba a perder contra todo el mundo en la segunda vuelta" de las presidenciales de octubre, dijo el mandatario al diario Folha de Sao Paulo, del mismo grupo que la encuestadora. En Twitter, Bolsonaro ironizó con un apartado de la encuesta que revela que un 58% de los encuestados lo considera "muy inteligente", frente al 69% y 85% que obtienen Lula y Rousseff respectivamente.

El sondeo, sin embargo, confirma el desgaste del gobierno apuntado el pasado 21 de marzo por el instituto Ibope, que reveló que la aprobación del mandatario cayó 16 puntos, de 67% a 51%, en los primeros tres meses de gobierno, mientras que la desaprobación subió de 21% a 38%.

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Tras haberle asestado a la izquierda su mayor derrota electoral en casi dos décadas, Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil el 1 de enero con el compromiso de producir cambios profundos en un país golpeado por la mayor crisis económica de su historia, la corrupción generalizada y una violencia creciente. Muchos vieron en él a un hombre ajeno a la política que sacaría rápidamente a Brasil de su recesión y quien con su plan de liberación de armas para la población civil traería más seguridad a las calles.

Ahora, el escenario para el excapitán del ejército cambió. En estos meses, el mandatario acumuló algunas acciones por presumir, entre ellas, haber impulsado una reforma a la seguridad social, una propuesta de ley empujada por el famoso juez del Lava Jato -Sergio Moro- para luchar contra el crimen organizado y la violencia y la privatización de una decena puertos y aeropuertos.

Sin embargo, para muchos su imagen también se deterioró y, mientras algunos analistas consideran que se trata de un gobierno paralizado, varios escándalos de corrupción salpican a su familia y al Partido Social Liberal (PSL), que lo catapultó a la presidencia.

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Durante 27 años en el Congreso, Bolsonaro fue conocido por sus discursos inflamados pero presentó sólo dos proyectos que se convirtieron en ley. “Este gobierno se caracteriza por una fuerte retórica que no es necesariamente apoyada por acciones en la misma dirección”, dijo Renato Flores, analista del grupo de expertos Fundación Getulio Vargas con sede en Rio de Janeiro.

Algunos partidarios del presidente ahora se preocupan por el papel que les da a sus hijos Carlos, Eduardo y Flavio. Las críticas de Carlos ayudaron a impulsar la renuncia del ayudante y abogado de Bolsonaro, Gustavo Bebianno. Eduardo alarmó a algunos al tuitear que el presidente solo necesitaría “un soldado y un cabo” para tratar con el Tribunal Supremo, informó la agencia AP.

El gabinete de Bolsonaro parece estar dividido en cuatro facciones: los militares, con ocho de los 22 ministerios; los conservadores evangélicos, que controlan la agenda de derechos humanos del gobierno; un ala moderada que supervisa los Ministerios de Economía y Justicia y un grupo de fanáticos antiglobalización de Olavo de Carvalho, un escritor brasileño de extrema derecha que vive en Estados Unidos.

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Bolsonaro dijo que al completar los primeros 100 días su gobierno habría cumplido “95% de las metas planteadas” para las primeras semanas de gestión, pero hasta ahora no generó impactos significativos en la economía y tensó la relación con las fuerzas opositoras en el Congreso -vital para el avance y la aprobación de reformas- al asegurar que no “compraría su apoyo con cargos en el gobierno”.

Carlos Melo, politólogo y profesor del Instituto Insper en Sao Paulo, opinó que la administración de Bolsonaro está detenida. “No podemos ver un plan apropiado para que la economía crezca y Bolsonaro está perdiendo el momentum que todos los presidentes tienen en sus primeros seis meses”. En lo concerniente a la economía, el economista Andre Perfeito cree que la eventual aprobación de una reforma jubilatoria no alcanzará para levantar la economía en un corto plazo. “Traería una situación fiscal confortable para el gobierno, pero el efecto en el corto plazo es de menor demanda”, dijo.

D.S.