París (DPA) - Don Quijote lucha contra molinos de viento y
fracasa. En Francia, los autodenominados "hijos" del idealista caballero de la novela de Cervantes
se han propuesto dar su ayuda a las miles de personas sin hogar en invierno. Luchan contra los
molinos de viento de la política y prácticamente de la noche a la mañana han convertido el tema en
uno de los más candentes de la campaña electoral. A diferencia del hidalgo caballero, ellos sí
tienen éxito.
Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina (en abril y mayo), un político
tras otro muestra su apoyo a la organización "Les enfants de Don Quichotte" (Los hijos de Don
Quijote) y su Carta, en la que se exige un techo siempre y en todo lugar para los "sans-abris" (sin
techo).
Entretanto, toda Francia habla de las personas sin hogar, hasta el presidente Jacques Chirac.
De este modo, el fundador de "Les enfants de Don Quichotte", el parisino Augustin Legrand, junto
con sus hermanos Joseph y Jean-Baptiste, han dado la vuelta a la campaña electoral y han colocado a
los indigentes delante de las narices de los ciudadanos: antes de Navidad surgieron en ambas
riberas del pintoresco canal parisino de Saint-Martin las primeras 260 tiendas de campaña rojas
alineadas a lo largo del río.
Cuánto más se ocupaban medios y políticos del tema tras estas fechas tan señaladas, los "SDF"
(Sin Domicilio Fijo), más se propagaban las tiendas de campaña por el país. Hasta se podían ver en
la playa mediterránea de Niza o en el centro de Toulouse, en el sur.
Chirac no vaciló y eso ha sido la suerte de los sin techo, que se estima que son entre 90.000
y 150.000. Ordenó "movilidad total" en temas sociales hasta el día de las elecciones. En su
discurso de Año Nuevo exigió el "derecho de una vivienda para todos". El primer ministro Dominique
de Villepin tiene ahora la tarea de dotar de base a esa orden.
El diputado Georges Fenech, del gubernamental UMP, ya ha elaborado el correspondiente
proyecto de ley, "un arsenal jurídico" como punto de partida para el trabajo para los colegas.
Sobre todo en el bando conservador se han esforzado para no dejar ni las migas a la oposición
en esta explosiva cuestión social. El candidato a las presidenciales Nicolas Sarkozy prometió que
en un par de años nadie más dormirá en las aceras ni morirá de frío.
La ministra de Asuntos Sociales, Catherine Vautrin, liberó una ayuda inmediata de 70 millones
de euros (91 millones de dólares) para que los sin techo puedan ser atendidos durante más tiempo en
los albergues. Ese tipo de centros ya existen, pero al parecer no hay suficientes y muchos
"sans-abris" los rechazan.
Augustin Legrand, de 31 años, tan sólo ha votado una vez en su vida, y fue en 2002, en la
segunda vuelta de las presidenciales para frenar al ultraderechista Jean-Marie Le Pen.
El "cuartel general" de este dirigente barbudo de la organización humanitaria poco
convencional es el Café des Quai de Jemmapes, en el canal Saint-Martin.
Al igual que en París, sus tropas en otras ciudades eligen las zonas más turísticas o donde
los ciudadanos salen a pasear para instalar las rojas tiendas de campaña.
La intención es que se topen con los necesitados para que afronten el tema, hablen sobre ello
y se desmonten prejuicios. En poco tiempo este hombre, que recuerda al cantante fallecido en 1991
Serge Gainsbourg, ha conseguido algo por lo que otros han luchado durante décadas. Que la suerte de
los sin techo esté en boca de todos.
Y la política se apresta a cambiar un poco su destino.