Michel Temer está contra las cuerdas, tras la delación premiada del empresario Joesley Batista. Todo el país lo sabe, incluso el propio mandatario. Ante la posibilidad real de que su gobierno caiga, comenzó a circular una danza de nombres de eventuales candidatos a la presidencia de Brasil. Entre ellos, se destacan postulantes con perfiles políticos, como los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, técnicos económicos, como el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, e incluso integrantes de la Justicia, entre ellos la presidenta del Supremo Tribunal Federal, Cármen Lúcia, o su antecesor, Joaquim Barbosa.
Sin embargo, aún no está definido cómo sería el mecanismo de sucesión. “El escenario más probable es la elección indirecta vía Congreso Nacional, que escogería a un nuevo presidente y un vicepresidente, según contempla el Artículo 81 de la Constitución. En ese caso, surgen los nombres de Lúcia y de Cardoso”, afirmó a PERFIL Ricardo Ismael, profesor de Ciencia Política de la PUC de Río de Janeiro. Esa alternativa está contemplada por la Carta Magna en el caso de que el binomio presidencial renuncie o sea destituido en los dos últimos años de su mandato. Sin embargo, la legislación no especifica qué requisitos se necesitan para ser designado por el Congreso.
El otro escenario, alentado por el Partido de los Trabajadores, los sindicatos y los movimientos sociales, pasa por aprobar en el Parlamento una enmienda constitucional para la elección directa de un nuevo jefe de Estado. Si eso sucediera, Lula sería el gran favorito para alzarse con una victoria, ya que lidera las encuestas con un 30% de intención de voto. Cercado también por la investigación del Lava Jato, el líder del PT lucha por volver cuanto antes al Planalto. Los otros postulantes son la ex candidata presidencial Marina Silva, el diputado Jair Bolsonaro, defensor de la dictadura militar, y los tucanos João Doria y Geraldo Alckmin.
Mecanismo. Si Temer renuncia o es destituido, asumirá el poder Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados. Si él no lo hiciera, los siguientes en la línea de sucesión serían Eunício Olivera, titular del Senado, y Cármen Lúcia, presidenta del STF. Cualquiera de ellos tendría un plazo de treinta días para convocar a elecciones indirectas, que serían definidas en una sesión bicameral por los diputados y senadores.
Si llaman, en cambio, a elecciones directas, habrá una campaña exprés, tras la cual los brasileños elegirán al nuevo mandatario.n
