Que se separó, que siguen juntos, que quiere tener otro hijo, que quiere seguir adoptando niños en situación de riesgo. En las últimas semanas se ha dicho de todo de Madonna, pero ella, acostumbrada a los dimes y diretes, sigue con su vida como si nada pasara y hasta se da el lujo de mostrarse sensual y al natural, en blanco y negro, en la última campaña de Dolce&Gabbana.
Fotografiada por su íntimo amigo, el reconocido Steven Klein –el mismo que participó de la sesión para la revista W en la que la blonda conoció a su novio, el modelo brasileño Jesús Luz–, la cantante se convirtió en la imagen de la colección primavera-verano 2010.
Vestida de negro, con detalles de encaje y crochet, Madonna se sometió a la extensa sesión de fotos el pasado 6 de noviembre en Nueva York. La blonda, que ya había protagonizado varias campañas, entre ellas la de Luis Vuitton y Versace, se animó a posar como lo que no es, una dedicada ama de casa. Inspirada en el neorrealismo italiano de las películas de Federico Fellini, Luchino Visconti, Gianni Puccini y Michelangelo Antonioni, la diva aparece como una fierecilla domesticada de la posguerra: lavando los platos, barriendo, colgando la ropa, picando cebolla y hasta llorando como una “madonna” sobre una cama.
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