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Se golpeó la cabeza y habla inglés por la mañana y alemán por la tarde

Hannah Jenkins sufrió un accidente con su bicicleta en 2015 y tuvo una insólita secuela. ¿Qué explicación encontraron los expertos para su caso?

Hannah Jenkins 10302018
Hannah Jenkins sufrió un golpe en la cabeza tras un accidente con su bicicleta. | Gentileza: BBC Mundo

Una mujer del Reino Unido, que sufrió un accidente con su bicicleta y se golpeó la cabeza, tuvo como secuela algo insólito: por la mañana habla en inglés y por la noche, en alemán. 

Hannah Jenkins chocó con otro ciclista, en un episodio ocurrido en 2015. En ese momento, fue asistida por personal médico y llevada a un centro de salud. Al despertar en la camilla del lugar la mujer no lograba comprender lo que le decían los especialistas. No entendía nada. Me sentía como si me hubiera despertado en un país extranjero y no podía entender por qué la gente no me hablaba en una forma que yo pudiera entender", reveló en declaraciones al medio BBC Mundo

Los médicos por su parte, se encontraban desconcertados, ya que todos los documentos de Jenkins apuntaban a que ella vivía y trabajaba en Reino Unido, pero no entendía ni respondía al inglés. Ante ello, contactaron a su hermana, Margaret, quien pidió hablar con ella.Allí Hannah empezó a hablar por teléfono, aliviada por finalmente poder comunicarse con alguien. El accidente parecía haber eliminado el inglés del cerebro de Hannah, pero le quedó el alemán que había aprendido de niña, el idioma en el que hablaba con su familiar.

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El accidente parecía haber eliminado el inglés del cerebro de Hannah, pero le quedó el alemán que había aprendido de niña

"Los médicos no sabían que yo podía hablar alemán, hasta que no hablé con mi hermana no se dieron cuenta", agregó la protagonista de esta historia. Y es que las hermanas crecieron en Reino Unido hablando ambos idiomas y con padres políglotas. Su madre austriaca hablaba cuatro idiomas y su padre, profesor de idiomas inglés, siete. "El alemán fue mi primer idioma oral",  añadió.

"Era una regla que teníamos en casa, que cuando hablamos con la familia es siempre en alemán, para mantener el idioma fresco en la cabeza", y por eso podía entender cuando alguien en el hospital me hablaba inglés. Mi cerebro había perdido la capacidad de entenderlo", recordó Jenkins.

Explicación. El neurocirujano Colin Shieff manifestó al mencionado medio: "Nuestros cerebros son muy sensibles y cualquier cosa que pueda molestar a la computadora puede impactar potencialmente en las palabras que emite". Asimismo, amplió: "No hay un algoritmo que pueda explicar que un daño específico resulte siempre en la pérdida de sustantivos alemanes o gramática inglesa, pero sí que perdemos partes".

En ese marco, el profesional destacó que las habilidades aprendidas en la infancia las retenemos con más probabilidad, como la capacidad de decir sí o no o de repetir una canción de cuna. Dice que "algo que ha estado siempre incrustado" tiene más probabilidades de permanecer intacto y lo aprendido después es lo primero en perderse.

"Nuestros cerebros son muy sensibles y cualquier cosa que pueda molestar a la computadora puede impactar potencialmente en las palabras que emite", señaló un neurocirujano

Posibles causas. El impacto físico del choque de la mujer fue mínimo, una pierna magullada y dolor en el hombro, por lo que fue dada de alta en unos días. Pero, a través de su hermana, que hacía de traductora, se enteró de que su lesión cerebral era importante y tardaría años, y no meses, en mejorar.

Andrew, su marido con quien llevaba 8 años de casada, estaba perplejo ante la situación y tuvieron que buscar una alternativa para poder comunicarse. "No sé cuánto entendí, pero cuando llegó mi compañero fue cuando entendí lo gravemente afectada que estaba mi habilidad con el idioma", reveló acerca del momento del reencuentro con su esposo, quien al momento del accidente no estaba con ella. 

Hannah no podía entender a Andrew, y su alemán de la escuela no daba para tanto. Idearon señales con las manos y su propia versión del lenguaje de señas. Con el paso del tiempo, el inglés escrito de la mujer mejoró más rápido que el hablado. "Cuando la comunicación realmente se rompía, recurríamos a escribir cosas, enviarnos mensajes de texto o enviarnos correos electrónicos, a pesar de que estábamos en la misma habitación", rememoró. 

"Mi relación con Andrew se ha visto afectada porque no puedes dejar de hablar con el otro solo porque estás cansado o bajo presión. Tener paciencia en esa situación siempre es un poco difícil. Pero ciertamente no podría haberlo conseguido sin él", indicó. 

Andrew se tomó un sabático de 18 meses de su trabajo para apoyar a su mujer. Poco a poco recuperó gran parte de su inglés, pero incluso ahora, tres años después, no ha regresado por completo. Se ha convertido en su segundo idioma. "Estoy bien por las mañanas, pero por la tarde la fatiga se impone y me pongo a pensar en alemán. Me escribo pequeñas notas a mí misma en alemán, y de alguna manera casi apago esa parte de mi cerebro que se ocupa de la comunicación, de modo que por la noche cuando mi pareja está de vuelta puedo comunicarme de nuevo", sostuvo. 

"Es casi como si tuvieras que pasar por un proceso de duelo para despedirte de tu antiguo yo, antes de poder conocer al nuevo. Pero, para empezar, hay resentimiento. Estaba luchando bastante y diciendo: 'No, sigo siendo yo, no seas tonta, esto es lo que siempre soy'", expresó la mujer.

"Olvidé gran parte de la teoría, mis reacciones son mucho más lentas y no tengo la sutileza del lenguaje que necesitas cuando tienes que decirle a la gente que este no es el perro adecuado para ella", reconoce Jenkins

"Olvidé gran parte de la teoría, mis reacciones son mucho más lentas y no tengo la sutileza del lenguaje que necesitas cuando tienes que decirle a la gente que este no es el perro adecuado para ella", acotó. "Soy feliz en mi propia piel otra vez. Así que no hay razón por la que no pueda continuar con la vida como soy ahora", concluyó. 

FDS/FeL