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Polémica por la financiación de las campañas de los tres candidatos presidenciales

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Para llegar al Planalto hace falta una abultada billetera. Así parecen indicar los millonarios aportes de campaña de contratistas del Estado, gigantes alimenticios y entidades financieras. La presidenta Dilma Rousseff fue la candidata que más donaciones privadas recibió, totalizando los 55 millones de dólares, según un balance provisional divulgado por el Tribunal Superior Electoral de Brasil. Los principales contendientes opositores, Aécio Neves y Marina Silva, embolsaron 30 y 14 millones de la divisa norteamericana, respectivamente.

Entre los mayores aportantes del oficialismo están las constructoras OAS, con 12 millones de dólares, Andrade Gutiérrez y Odebrecht. Todas son contratistas del Estado –además de trabajar para el sector privado–, beneficiadas con faraónicas obras públicas durante la última Copa de Fútbol. Odebrecht remodeló el Maracaná y se alzó con proyectos por 33.700 millones de dólares.

Pese a ser calificada como la candidata de los bancos –por su cercanía con la familia Setúbal, dueña del Itaú–, Silva no fue la más beneficiada por las entidades financieras. Quien se alzó con ese privilegio fue Rousseff, que recaudó más de seis millones. Marina, sin embargo, recibió abultados cheques del Itaú y Natura. El primero depositó 800 mil dólares, mientras que la empresa de cosméticos fundada por Guilherme Leal, ex candidato a vicepresidente de Silva en 2010, aportó más de un millón al Instituto Democracia y Sustentabilidad, una ONG que apoyó su fórmula.

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Neves recibió 5,8 millones de dólares del JBS, el frigorífico más grande de Latinoamérica y dueño de Swift Argentina. La alimenticia, como otras empresas, jugó a dos puntas: otorgó la misma cifra a la campaña de Rousseff.

Ninguno de los tres candidatos escapó a la polémica a la hora de recaudar para sus campañas o administrar fondos públicos. Según la revista Veja, un esquema de corrupción en Petrobras financió la carrera electoral de Rousseff en 2010, denuncia que fue desmentida por la mandataria. Marina, por su parte, fue acusada por el PT porque el 83% de los fondos que recibió su ONG fueron aportados por Neca Setúbal, la heredera del Itaú y coordinadora de su campaña. Neves fue cuestionado por construir con dinero público una pista de aterrizaje dentro de una propiedad de su familia, cuando era gobernador de Minas Gerais.

Durante la campaña, Rousseff y Silva propusieron que las campañas sean financiadas con dinero público, para evitar la influencia política de los grupos empresarios. Pese a los fuertes cruces durante los debates, los tres candidatos coincidieron en que para ser presidente de Brasil, es necesario llevarse bien con poderosos hombres de negocios.