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EPIDEMIA

Alarma en Brasil por la fiebre amarilla: 28 muertos en una semana

El balance de decesos por esta enfermedad desde julio de 2017 pasó de 53 a 81, con 28 muertos en la última semana.

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El balance de decesos por esta enfermedad desde julio de 2017 pasó de 53 a 81, con 28 muertos en la última semana. | AFP

El brote de fiebre amarilla en Brasil causó 87 muertes en San Pablo y Río de Janeiro desde enero del año pasado, pero la infección se diseminó con más agresividad en los últimos meses. Según la Secretaría de Salud de la gobernación carioca, en Río de Janeiro, principal destino turístico brasileño, hubo 17 muertes en lo que va del año 2018, frente a los nueve fallecimientos ocurridos en todo 2017, dato que ilustra sobre como avanzó la enfermedad este año.

En 2017, Brasil registró 777 casos y 261 muertos en el primer semestre, correspondiente a las estaciones cálidas, cuando la enfermedad se manifiesta con más fuerza. Según los números de la Secretaría de Salud regional a simple vista asustan: el estado de San Pablo registró 53 casos y 16 muertes por fiebre amarilla en todo 2017, pero en las primeras semanas de 2018 el balance casi se triplicó llegando a 134 casos y 52 muertes.

Solamente en la última semana, nueve personas fallecieron en San Pablo, ciudad de 44 millones de habitantes. Por eso, miles de paulistas se dirigieron estos días a los puestos de salud pública para recibir una vacuna "fraccionada" contra la fiebre amarilla, dosis que cuenta con un quinto del medicamento indicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS, cuyos funcionarios viajaron a Brasil para analizar la gravedad del caso, recomendó tomar la vacuna convencional a los extranjeros que viajen a Río, San Pablo, Minas Gerais, Bahia y otros estados afectados por el brote. "Hay estudios que nos indican que esta dosis de la vacuna tiene eficacia pero su validez es de menos años que la vacuna integral", declaró el secretario de Salud Pública de San Pablo, David Uip.

Campañas masivas de vacunación se llevan a cabo en varios estados, entre ellos las tres entidades más afectadas por el virus, que circula cerca de centros urbanos. El gobierno vacunará a 9,2 millones de personas a lo largo de febrero y el proyecto es que toda la población del estado de San Pablo sea vacunada en los próximos meses.

Algunos especialistas también expresaron comentarios sobre esta vacuna de volumen inferior al determinado por la OMS. "Hasta el momento no hay una demostración científica que nos asegure que aplicar un quinto de la vacuna sea algo completamente eficaz", declaró médico Arthur Timerman, especialista en enfermedades infecciosas. "Entendemos que la dosis menor posiblemente permita inmunizar a los pacientes aunque sea por menos tiempo, claro que ante una situación de emergencia es mejor dar un quinto que no dar nada" agregó Timerman, presidente de la Asociación Brasileña de Dengue y Arbovirosis.

La fiebre amarilla es transmitida a los humanos por la picadura de mosquitos que antes picaron a un mono infectado. En Brasil se presenta en la modalidad de ciclo rural y esta restringida a zonas boscosas, consideradas prioritarias para efectos de inmunización. La modalidad urbana se produce cuando un mosquito transmite el virus de una persona contaminada a otra sana.

Sin embargo, no hay registros de este ciclo en Brasil desde 1942, y las autoridades niegan indicios de una urbanización de la enfermedad. La enfermedad provoca fiebre, escalofríos, fatiga, dolores de cabeza y musculares, generalmente asociados con náuseas y vómitos. Los casos severos conducen a una insuficiencia renal y hepática, ictericia y hemorragia.

Monos muertos

Los humanos contraen la fiebre amarilla al ser picados por un mosquito que antes picó a un primate infectado. Este es el ciclo silvestre de la enfermedad, presente en zonas boscosas de Brasil, donde se priorizó la inmunización humana. Pero el pánico llegó a la ciudad de San Pablo en octubre, cuando dos monos murieron en un parque de la zona norte de la capital producto del virus.

Más de 60 simios fallecieron desde entonces, algunos de ellos abatidos por personas, según denunciaron funcionarios del Parque Ecológico Sao Carlos, que adoptaron dos monos huérfanos después de que su madre muriera apaleada. En consecuencia lanzaron en Facebook una campaña informativa #freemacaco (mono libre) para evitar más ataques. Por su parte, el Jardín Botánico y los parques zoológicos cerraron sus puertas hace una semana al encontrar, en pleno período escolar, un mono muerto.