INTERNACIONAL
a dos semanas de la segunda vuelta

Recta final en Brasil: las armas de Dilma y Aécio

Ambos luchan cabeza a cabeza en una campaña con desenlace abierto. Virtudes, estrategias y promesas de los dos candidatos a conducir la potencia regional.

Rivales. Dilma Rousseff (PT) recuperó parte del voto de la clase media y mantiene intacta su popularidad en el norte brasileño. Aécio Neves (PSDB) sorprendió en la primera vuelta y se hace fuerte en e
| AP y AFP

Las ventajas de Rousseff
Tendencia histórica, plan Bolsa Famíliay la tracción de Lula
Aunque las últimas encuestas pronostican un empate técnico entre Dilma Rousseff y Aécio Neves en el ballottage, la actual presidenta parte como favorita por su performance en la primera vuelta. Los números de los sondeos indican que será una competencia abierta hasta último momento, pero Rousseff cuenta con ciertas ventajas nada despreciables frente a su rival.
Historia. Aunque las tendencias del pasado no necesariamente deben repetirse, no es un dato menor el hecho de que jamás en la historia democrática de Brasil un candidato ganador en la primera vuelta perdió en la segunda. Así fue en las elecciones de Fernando Collor de Mello en 1989, de Luiz Inácio Lula da Silva en 2002 y 2006, y de la propia Rousseff en 2010.
Dispersión. En la primera vuelta hubo cerca de 104 millones de votos válidos. Si la cifra se repite en el segundo turno, Rousseff necesitará llegar a 52 millones de votos para alcanzar el 50%. En la primera vuelta obtuvo 43 millones, por lo que le faltarían alrededor de 9 millones. Es factible que la mayor parte del millón y medio de votos que sacó la candidata de izquierda Luciana Genro vaya para Dilma, de manera que debería sumar 7,5 millones más. Ese número equivale a algo más del 30% de los votos que sacó Marina Silva. No parece un porcentaje inalcanzable para Rousseff, si se tiene en cuenta que el voto orgánico del PSB –la estructura partidaria que sostuvo a Silva– se volcó históricamente al PT y no al PSDB.
Bolsa Família. El bastión electoral de Rousseff se ubica en el norte y nordeste del país, donde la cobertura del programa de asistencia federal Bolsa Família, implementado por el PT, es vital para cientos de miles de habitantes. En la primera vuelta, Dilma arrasó especialmente en los municipios donde el Bolsa Família está más extendido (ver infografía). “En las regiones en las que los proyectos de inclusión social avanzaron, el elector tiende a apoyar la continuidad de tales proyectos –dijo a PERFIL Helcimara Telles, politóloga de la Universidad Federal de Minas Gerais–. Y, en el momento de elegir a su candidato, avala a los políticos que los beneficiaron, según los principios de la teoría del voto económico retrospectivo”.
PMDB. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) es considerado el punto de equilibrio del sistema político brasileño. Nunca presenta candidato presidencial propio, pero su amplia capilaridad territorial y su peso en el Parlamento lo convierten en un aliado imprescindible para cualquiera que llegue a Planalto. En la primera vuelta, el PMDB respaldó formalmente a Rousseff, pero compitió con el PT por ciertas gobernaciones. Es de esperar que, ya en zona de definición, el partido negocie su apoyo pleno a la reelección de Dilma a cambio de ministerios y posiciones de poder en su eventual segundo gobierno. “Esta vez, el PT no logró cerrar acuerdos con otros partidos –BSP, PV y otros–, por lo que el PMDB será aún más importante”, señaló Telles.
Lula da Silva. Es el líder de la campaña de Rousseff. Su figura tracciona votos incluso entre las clases medias y medias altas urbanas. Si Neves cuenta con el apoyo de un político de la estatura de Fernando Henrique Cardoso, Dilma tiene el respaldo del político más popular de Brasil.

Las fortalezas de Neves
Estructura partidaria, ganas de un cambio y el voto de San Pablo
De cara al ballottage que definirá el 26 de octubre al próximo presidente de Brasil, Aécio Neves tiene como desafío superar el 34% de los votos que cosechó en primera vuelta y ubicarse por encima del 50% de las preferencias. Para eso cuenta con cinco grandes fortalezas, que serán sus principales armas para truncar la reelección de Dilma Rousseff y llegar al Palacio del Planalto. Dentro de su capital político también se esconden algunas de las flaquezas que el candidato buscará camuflar durante la campaña.
Estructura. Los “tucanos” son el tercer partido más grande del país, detrás del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y del Partido de los Trabajadores (PT). Cuenta con casi un millón y medio de militantes y tiene presencia en todos los estados del país. “Desde 1994, Brasil ha tenido alternancia en el poder entre el PSDB y el PT. Y en esta elección no fue diferente. Hay poco espacio en el espectro electoral para la construcción de una tercera vía”, dijo a PERFIL Bruno Caetano, diputado estadual “tucano” de San Pablo. Ese aparato le permitió ganar en diez de los 27 estados del país.
Cambio. Tras doce años de gobierno, un sector de la sociedad brasileña reclama un cambio en la forma de hacer política. Si bien el oficialismo impulsó importantes conquistas sociales, como el plan Bolsa Família, las múltiples denuncias de corrupción y una economía en recesión técnica aumentan las chances de Neves. “Su principal fortaleza no es suya. Es el deseo de cambio manifestado por la gente en las calles en junio de 2013 y reafirmado ahora cuando los dos candidatos de la oposición se llevaron el 55% de los votos”, confió Clóvis Rossi, analista político de Folha de São Paulo.  
San Pablo. Es el mayor distrito del país, con 32 millones de electores. Allí, Aécio conquistó 10 millones de votos, casi un tercio del total en todo el país. La principal traba es su relación con el gobernador electo Geraldo Alckmin y el senador José Serra, dos barones tucanos con los que no tiene buen diálogo. Ambos culpan a Neves por el mal desempeño que tuvieron en Minas Gerais en las tres últimas elecciones presidenciales y podrían vengarse en el ballottage. En la primera vuelta, sin ir más lejos, Alckmin obtuvo dos millones de votos más que Neves.
Imagen. El ex gobernador de Minas Gerais, de 50 años, es percibido como un dirigente con experiencia y, al mismo tiempo, como representante de una renovación generacional. La última encuesta de Datafolha, divulgada este jueves, le dio la delantera, con el 51%, mientras que Dilma Rousseff tendría el 49% de las preferencias. Además, porta un apellido con una fuerte tradición política. Su abuelo materno, Tancredo Neves, fue electo presidente tras la última dictadura militar, pero murió antes de asumir.
Fernando Henrique Cardoso. El ex presidente es el padrino político de Neves en la campaña. Si bien no cuenta con la popularidad de Luiz Inácio Lula da Silva –que hace campaña con Dilma–, la muñeca política de FHC es un capital importante para el actual candidato. El veterano dirigente es quien más puentes tendió para que Marina Silva los apoye en la segunda vuelta.