INTERNACIONAL
acercamiento a la iglesia

Repentino fervor religioso del eje bolivariano

Los líderes de la izquierda latinoamericana se subieron a la “franciscomanía”. El temor a enfrentar el calor popular que recibe el Papa. Dilma y Mujica se mostraron más distantes.

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Maradona y Messi ya no son los únicos nombres que oyen los turistas argentinos que viajan por Latinoamérica al revelar su país de origen. El papa Francisco es la nueva estrella nacional devenida en fenómeno continental. Y ante el fervor popular por el primer Sumo Pontífice latinoamericano, los mandatarios del eje bolivariano se subieron a la “ola papista” y manifiestan una inédita devoción desde la izquierda por el jefe de la Iglesia Católica.
No sólo Cristina de Kirchner se inclinó ante Jorge Bergoglio, pese a las críticas que durante años el kirchnerismo había proferido contra el ex arzobispo de Buenos Aires. Varios líderes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) hicieron fila para elogiar a Francisco, con mayor énfasis que otros presidentes como José Mujica o Dilma Rousseff.

Desde Venezuela, Nicolás Maduro comparó al Papa con Hugo Chávez. En su carta de felicitación a Bergoglio, el ex canciller escribió que sus primeras palabras le “hicieron recordar la opción preferencial por los pobres que siempre hizo suya el comandante Chávez”. E incluso llegó a decir que el espíritu de Chávez influyó en la elección de un pontífice latinoamericano. “Nuestro comandante ascendió hasta esas alturas, frente a Cristo. Alguna cosa influyó para que se convoque a un papa sudamericano, alguna mano nueva llegó y Cristo le dijo: llegó la hora de Sudamérica”, señaló Maduro.

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Rafael Correa fue uno de los más conmovidos por la asunción de Francisco. El presidente ecuatoriano es católico practicante y cada mañana reza junto a sus colaboradores en una pequeña capilla dentro del Palacio Carondelet. Al saludar y abrazar al Papa, Correa no pudo contener las lágrimas. En su programa televisivo, el mandatario hizo una encendida defensa de Francisco, y a quienes lo catalogan de conservador les respondió que Bergoglio “ha dado muestras de humildad increíbles” y ayudará a “superar las estructuras injustas que han excluido durante siglos a las grandes mayorías”. Consideró “extraordinario” que el Papa sepa “dónde está Ecuador”.

En Bolivia, la reacción gubernamental, luego del cónclave cardenalicio, expuso con claridad hasta qué punto el trato con el Papa es una cuestión política. Apenas se conoció la elección de Bergoglio, el Ministerio de Comunicación boliviano se hizo eco en Twitter de las denuncias sobre sus presuntos vínculos con la dictadura militar. Sin embargo, luego del giro de CFK, el propio Evo Morales olvidó esas versiones al felicitar a Francisco por su “magno nombramiento” y al manifestarle su “deseo de trabajar conjuntamente”. Apenas unos días después, Morales dejó entrever que podría solicitarle al Papa una mediación en el conflicto marítimo con Chile.

El nicaragüense Daniel Ortega no se quedó atrás en los elogios. En su carta de felicitación, le manifestó al Pontífice que se siente identificado con él “como hijo de nuestra América” y se unió “al regocijo y al orgullo de los fieles católicos del continente”.

El entusiasmo bolivariano por el papa latinoamericano contrastó con la distancia o la mesura de otros líderes de la región. El uruguayo Mujica, ateo declarado, indicó que lo único que tiene en común con Francisco “es el mate y el tango”. Su esposa, Lucía Topolansky, recordó que en Uruguay “la Iglesia está separada del Estado desde principios del siglo pasado y en eso hay un cierto diferencial con el resto de Latinoamérica”.

Dilma Rousseff fue la segunda jefa de Estado que Bergoglio recibió, aunque no es católica y de hecho recibió críticas de la Iglesia por su postura a favor del aborto legal. Su diálogo con Francisco fue cordial, y ahora el gobierno brasileño espera recibirlo en julio “de la mejor manera, como a todos los papas”. Rousseff mostró un mesurado entusiasmo y hasta se animó a bromear: “El Papa es argentino, pero Dios es brasileño”.