INTERNACIONAL
UN PERFIL DEL MANDATARIO QUE DIMITI HOY

Romano Prodi, un primer ministro con poco carisma

El mandatario, que había ganado las elecciones parlamentarias durante 2006, comenzó su carrera política con la década del `90. Su antecesor, el líder de la centro derecha, Silvio Berlusconi, había asegurado que sólo se trataba de un "títere de una alianza quebrada".

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El ahora ex primer ministro de Italia, Romano Prodi. | AFP

Roma – “Yo sólo hago promesas que puedo cumplir”, había dicho Romano Prodi poco antes de ser elegido primer ministro de Italia en abril de 2006. Aquellas palabras complacieron a los italianos, quienes aceptaron la llegada del profesor de economía de la Universidad de Bologna, de 67 años, que daba una imagen de un ser sólido y serio, con ausencia de carisma (sobretodo si se lo compara con su antecesor, el líder de la centro derecha de la península, Silvio Berlusconi).

Ex presidente de la comisión de la Unión Europea (UE), casado desde 1969 con la lectora universitaria Flavia Franzoni, Prodi ingresó en la política recién en 1990. Con todo, cuando el año pasado asumió el poder por segunda vez en una coalición de centro izquierda, los analistas opinaron que la alianza de Prodi se trataba de una fusión demasiado colorida como para perdurar demasiado tiempo en el gobierno. Y, al parecer, tenían razón, pues fueron los postcomunistas quien otra vez –como en 1998– le jugaron una mala pasada.

“Encaminaré nuevamente a Italia”, había dicho, recientemente, Il Professore a millones de televidentes que encendieron la pantalla chica y a quienes les prometió flamantes asignaciones familiares, una mayor inversión en la educación y la investigación, y un reducción impositiva del cinco por ciento durante este año.

Sin embargo, la sola buena voluntad del primer ministro no llegó a buen puerto. Los grupos radicales de izquierda que lo acompañaron en su coalición de gobierno –y también en la política exterior– se le fueron en contra. Y, en numerosas oportunidades, Prodi buscó sembrar nuevas compromisos para mantener esa alianza, aunque hasta el mismo Berlusconi recalcó varias veces que sólo se trataba de un “títere de una alianza quebrada”.

Durante el año pasado, Prodi había ganado las elecciones parlamentarias sobre todo a partir de su posición en político exterior y su anuncio de pronto retiro de las tropas italianas en Irak. Para eso contaba con un amplio apoyo de los italianos, quienes, desde un primer momento, se opusieron al envío de tropas de la península por parte de Berlusconi.

Sin embargo, pocos meses después de asumir el cargo, Prodi comenzó a sufrir la oposición en sus propias filas: desde la aprobación de un decreto hasta la publicación de documentos parlamentarios o el presupuesto se las vio negras. En algunas oportunidades, hasta debió convocar a una moción de confianza para que el Parlamento aprobara sus leyes.