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brasil en crisis

Rousseff jugará su última carta con un alegato ante el Senado

La mandataria se defenderá mañana con un mensaje para la posteridad. Denunciará ser víctima de un golpe y preparará el terreno para las presidenciales de 2018.

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Fora. La presidenta puede ser destituida en los próximos días. En ese caso, no podrá ser candidata por ocho años. | AFP
En su momento más difícil, Dilma Rousseff prepara el alegato de defensa que pronunciará mañana en el Senado, un discurso que no será dirigido sólo a los legisladores que la juzgarán, sino a toda la sociedad brasileña. La presidenta denunciará una vez más que el juicio político es un intento de golpe de Estado. Aunque se sienta vencida y no crea factible torcer la voluntad de los senadores, sus palabras buscarán que la historia la juzgue como una víctima de una conspiración y no como una mandataria que cometió un crimen de responsabilidad al “maquillar” las cuentas públicas para esconder el déficit fiscal.

Con escasos apoyos, casi testimoniales, de sectores políticos y sociales que formaron parte de su gobierno, la jefa de Estado quedó al borde de la destitución, a la espera de la votación final que culminará el proceso en los próximos días. La constante erosión que sufrió su base aliada en el Congreso se replicó en las calles, donde sólo los sindicatos, estudiantes y movimientos sociales la reivindicaron.
Los números en el Senado tampoco acompañan a la presidenta. El bloque pro impeachment, liderado por el ex vicepresidente y hoy mandatario interino, Michel Temer, necesita 54 votos para desalojarla del Palacio de la Alvorada. Según la prensa brasileña, contaría con al menos sesenta senadores dispuestos a alzar su mano. “Dilma está jugando la carta de la historia. ‘La historía me absolverá’: su discurso va en esa dirección”, explicó a PERFIL Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso.

Defensa. Pese al sombrío escenario, Rousseff no renunciará. Por el contrario, acudirá al Congreso, acompañada por su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, para emitir un fuerte mensaje y responder las preguntas de sus jueces. “La presencia de Dilma en el Senado tiene un valor fundamentalmente simbólico. Se enfrentará a los senadores que casi con seguridad votarán en su contra, muchos de los cuales eran aliados hasta hace unas semanas. Es el símbolo de una mujer que no se acobarda frente a una platea masculina y que les dice en la cara que le están mintiendo a la sociedad brasileña”, agregó el académico.

En una carta divulgada hace una semana, titulada “Mensaje al Senado y al pueblo brasileño”, la mandataria adelantó cuál será su estrategia discursiva: “A estas alturas todos saben que no cometí ningún crimen y que no hay razón legal para este proceso. Fueron actos legales idénticos a los ejecutados por otros ex presidentes. No era crimen en la época de aquellos, no es crimen ahora”. Además, comparó el impeachment con su detención en la dictadura militar, al sostener que resistió “la cárcel y la tortura”, pero no le gustaría enfrentarse “al fraude y la más infame injusticia”.

En el que puede ser su último discurso en el poder, Rousseff se presentará como una víctima de una  desmedida ambición por el poder de Temer, el PMDB y el PSDB, preparando el terreno para el relato que el PT y Lula repetirán de cara a las elecciones presidenciales de 2018.


Municipales en un mes

Varios candidatos a las elecciones municipales del Partido de los Trabajadores (PT) están escondiendo las siglas de su formación o cualquier alusión a la presidenta Dilma Rousseff, que está al borde de la destitución. El alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, que se presenta a la reelección, fue uno de los que esquivó cualquier referencia a su partido en el primer anuncio de propaganda electoral, que comenzó a ser emitido en la televisión el viernes pasado.

Haddad tampoco mencionó a Rousseff ni a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, el político más popular de Brasil. Lo mismo hicieron los candidatos en Belo Horizonte, Porto Alegre y Fortaleza.