INTERNACIONAL
Un ateo mediador

Saramago pide paz entre el Islam y el Cristianismo

El escritor portugués dijo que la Alianza de Civilizaciones que sugiere Europa es “insuficiente” por lo que es necesario un “pacto” para evitar atentados.

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El escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, propuso hoy la articulación de un "pacto de no agresión" entre el Islam y el Cristianismo más allá de la estrategia de la Alianza de Civilizaciones sugerida desde la Europa comunitaria, que consideró "generosa" pero insuficiente.

Saramago realizó este llamamiento desde San Sebastián, de cuyo Festival Internacional de Cine forma parte como miembro de su jurado, durante un encuentro con periodistas en el que reflexionó acerca de los principales problemas que ocupan a la sociedad globalizada: el terrorismo, el fanatismo y la inmigración, informó la agencia de noticias Télam.

"Lo tengo bastante claro. Creo que no vamos a ninguna parte con la Alianza de Civilizaciones. Es una buena idea, generosa, pero resulta imprescindible un pacto de no agresión entre el Islam y el Cristianismo" para evitar la escalada de atentados terroristas "en nombre de un Dios", afirmó el autor de "La muerte de Ricardo Reis".

El escritor portugués, residente en España desde 1993, agregó que quien mata "en nombre de un Dios, convierte a éste en un asesino" y apeló al "respeto entre las creencias" con el fin de erradicar "la idea de que la del otro es, por definición, el enemigo a batir".

Esta intolerancia "se manifiesta ahora más en el Islam, pero no en su totalidad, de la misma manera que en el País Vasco no todo es ETA", puso como ejemplo Saramago, quien nació hace 84 años en Azinhaga (Portugal) y que en breve verá adaptada al cine una nueva obra suya, "Ensayo sobre la ceguera" (1995), a cargo del brasileño Fernando Meirelles.

"Tenemos mala memoria. Lo que hacen ellos ahora es lo que hicimos nosotros en el pasado con la Inquisición, que no era sino una organización criminal que quemaba a la gente por cuestiones religiosas o de sexo", insistió el escritor antes de proclamar su conocida condición de ateo: "No creo en Dios, pero si existe sólo hay uno, da igual su forma".