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religion y politica

Silva y Rousseff pelean por el ‘voto evangélico’, decisivo en la elección

<p>Por Leandro Dario</p> <p>Ese grupo representa al 22% de los brasile&ntilde;os y será clave en el ballottage. Marina es devota de la Asamblea de Dios, mientras que Dilma es rechazada por su apoyo al aborto y al matrimonio homosexual.</p>

Rezo por vos. La líder ecologista es evangélica y anhela conquistar ese electorado para imponerse en los comicios presidenciales. Dio marcha atrás con el matrimonio homosexual en su programa.
| AFP / Cedoc Perfil
Pese a que, en 1513, el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo abogó por la separación de la política de la moral, en su célebre obra El príncipe, Brasil se debate estos días en una dialéctica electoral marcada por la moralidad cristiana y por las reivindicaciones de católicos y evangélicos. La adhesión de esos grupos es clave para definir si en los comicios del próximo 5 de octubre vencerá la mandataria Dilma Rousseff o la candidata opositora Marina Silva. Ellas dirimirán si la nación continúa por el camino que emprendió Luiz Inácio Lula da Silva en 2002 o si se abre un nuevo ciclo político en el país y la región.
El “voto evangélico”, que se opone al aborto y al matrimonio gay, es una fuerza electoral cohesionada y disciplinada, a diferencia de los fieles de la Iglesia Apóstolica Romana, que votan con más dispersión. Para conquistarlos, el Partido de los Trabajadores (PT) y el “huracán Marina” aceptaron ceder a sus reivindicaciones o, por lo menos, no ponerlos en su contra. Con esa intención, la líder ecologista quitó de su programa de gobierno una moción que proponía combatir la homofobia, lo que generó fuertes críticas de los colectivos LGBT. “Nunca negué mi fe, ni cuando era católica ni ahora que soy evangélica. Un Estado laico no es un Estado ateo”, se defendió Silva.
Pero, ¿pueden los evangelistas definir la votación? Según la revista Carta Capital, en un escenario de empate técnico en primera y segunda vuelta, como arrojan las últimas encuestas, esos votantes pueden inclinar la balanza. En la última década, crecieron 61% y suelen votar a un irmão que respete sus creencias. Según Ibope, el 49% de los evangelistas paulistas votará a Marina, mientras que sólo el 20% lo hará por Dilma. Entre los católicos, el sondeo vaticina que los comicios serán más reñidos: el 36% apoya a la ecologista y el 25%, al oficialismo.
Silva, devota de la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios, corre con ventaja en ese electorado, ya que tiene llegada directa a los creyentes. De joven, soñaba con ser monja. Ese anhelo, sepultado por una intensa militancia política en el Partido Revolucionario Comunista (PRC), la motivó a adoptar el nombre de guerrra Sara, de origen bíblico, en la lucha contra la dictadura. Por ese entonces, se alejó de la Iglesia Católica. “Creo que rompió con la estructura de la Iglesia. Con Dios, no sé. Antes de convertirse a la Iglesia Evangélica, era bastante religiosa”, le dijo Júlia Feitosa, amiga y compañera inseparable de Marina en el PRC, a Folha de São Paulo.
“Hay una relación importante entre el perfil de los votantes evángelicos y Silva. Las encuestas sostienen que tiene una relación positiva con estos sectores. Pero aún se trata de un perfil electoral minoritario. No es suficiente para cambiar el sentido de la competición. Los desafíos a su candidatura son distintos”, confió a PERFIL Rafael Cortez, cientista político de la consultora Tendencias. El analista, sin embargo, considera que el electorado brasileño es conservador y que por esa razón el aborto y el matrimonio gay tienen un lugar central en la campaña.
Rousseff fue criticada en las últimas elecciones por manifestarse a favor del aborto. En 2013, defendió la interrupción del embarazo por motivos “médicos y legales” y promulgó una ley que autorizó la utilización de “la píldora del día después”, lo que causó la indignación de católicos y evangélicos. Silva, por su parte, se manifestó en contra del aborto, pero dijo que impulsará un plebiscito en caso de llegar al poder. El debate político en Brasil está marcado más que nunca por la religión. “La voz del pueblo es la voz de Dios”.