INTERNACIONAL
problemas para el republicano

Trump suma escándalos a meses de las elecciones

El Rusiagate y una relación extramatrimonial amenazan al jefe de Estado en la Justicia y en las urnas. Crece el temor al impeachment.

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. | AFP

El presidente Donald Trump enfrenta un año complicado. Las causas judiciales que investigan su campaña lo acorralan, a tan solo seis meses de las elecciones legislativas del 6 de noviembre, donde se jugará el futuro de su mandato. El Rusiagate, que indaga si hubo colusión con el Kremlin en 2016 para perjudicar a Hillary Clinton, y el pago de un soborno a la actriz porno Stormy Daniels se convirtieron en escándalos nacionales, que, más allá de inquietarlo en los tribunales, podrían impactar en la nueva composición del Congreso.

Trump juega sus fichas en dos tableros: el judicial y el electoral. Actualmente los republicanos controlan el Capitolio, pero las encuestas auguran que podrían perder la mayoría en la Cámara de Representantes, que tiene la potestad de iniciar un impeachment contra el jefe de Estado. Para NBC News, los demócratas incluso tendrían chances también de dar la sorpresa en el Senado, aunque por el momento tengan a las encuestas en su contra. Si eso último sucediese, aumentaría la posibilidad de un juicio político, estipulado en la Constitución para casos de “traición, soborno, altos delitos o faltas”. Dos antecesores de Trump fueron sometidos a impeachment: Andrew Jackson en 1968 y Bill Clinton en 1998. Ambos ganaron la votación en la Cámara alta y continuaron en sus cargos.

Según reveló ayer The New York Times, muchos de los votantes que en 2008 y 2012 votaron por Obama, pero en 2016 eligieron a Trump, podrían regresar a las filas demócratas en noviembre. El diario entrevistó en los últimos cuatro meses a 38 votantes de 14 Estados, que coincidieron en que están avergonzados por el comportamiento del jefe de Estado, aunque satisfechos por el desempeño de la economía.

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Justicia. Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, reveló que Trump le pagó 130 mil dólares para silenciar una supuesta relación extramatrimonial que habrían tenido en 2011, cuando su esposa Melania había dado a luz a su hijo Barron. Pero el affaire no terminó allí. Trump negó inicialmente la relación y Daniels lo demandó por haberla difamado, mientras que la ONG Common Cause querelló al jefe de Estado por utilizar aportes de su campaña para silenciar a la actriz. Michael Cohen, abogado del presidente, admitió el pago a la actriz un mes antes de la elección presidencial de 2016, pero negó que ese dinero esté vinculado con la campaña, lo que violaría la ley electoral estadounidense. 

El escándalo también tiene un impacto en la campaña electoral: sus votantes más conservadores no pueden digerir que su candidato haya protagonizado un affaire extramatrimonial con reminiscencias “clintonianas”. El sitio Slate se preguntó esta semana si el escándalo podía hundir al presidente: “La historia de Stormy Daniels tiene la virtud de ser extremadamente fácil de seguir: sexo con una estrella porno, mentiras y sobornos. Si no hay suficiente cuerda aquí para colgar a Trump, sí le da a él suficiente cuerda para colgarse solo”.

El huracán Daniels avanza mientras el presidente sigue bajo la mirada de Robert Mueller, el implacable fiscal especial que investiga la trama rusa. Según reveló ayer Associated Press, Mueller habría entrevistado a un amigo y recaudador de campaña del presidente, el empresario Tom Barrack. Se desconoce aún el contenido de las preguntas.

El mandatario calificó al Rusiagate como una “caza de brujas”, pero afirmó que hablaría con Mueller si fuese tratado con “Justicia”. Sentarse frente al fiscal tendría implicancias legales imprevistas para Trump.

Según el sitio Real Clear Politics, la investigación del Rusiagate podría, sin embargo, beneficiar al presidente, si lograse movilizar a las bases electorales en noviembre. “Los votantes están en esta batalla con el presidente. No les gusta que los demócratas les digan que son ingenuos, estúpidos y que fueron manipulados por los rusos”, afirmó Dallas Woodhouse, director ejecutivo del Partido Republicano de Carolina del Norte.

Si bien no se trata de una elección presidencial, Donald Trump se juega en noviembre no solo el control del Capitolio, sino también buena parte de su futuro político.