Joanne Drake trabajó en la Casa Blanca durante el segundo mandato de Ronald Reagan, y al dejar el poder, lo acompañó hasta su muerte en 2004 como su portavoz y asistente. El recuerdo aún está muy fresco. Y al ver terminado un holograma del mandatario, que fue instalado en el museo y librería de California en su honor, dijo sentir una mezcla de miedo y emoción. "Quería acercarme a él y tocarlo", recordó Drake. "Tuvimos la oportunidad de subir al escenario mientras probábamos profundidad y todo lo demás, y es un poco aterrador, pero muy emocionante poder verlo de nuevo en carne y hueso", señaló.
"Es un poco chocante para ser honesta. Da un poco de miedo sabiendo que ya no está entre nosotros", dijo a la AFP Drake. La voz, la estatura, las facciones, hasta los gestos, todo queda capturado en este holograma de última tecnología, que el público podrá ver a partir del jueves en la Biblioteca y Museo Presidencial Ronald Reagan, ubicada en Simi Valley, 57 km al noroeste de Los Ángeles.
El fallecido mandatario aparece en tres escenas: la primera a bordo del antiguo tren presidencial Ferdinand Magellan, que el equipo de Reagan trajo de vuelta para un evento de la campaña de reelección en Ohio en 1984; luego en su Rancho del Cielo en California tras montar a caballo con Nancy; y finalmente en la Oficina Oval, donde trabajó ocho años.
"Da la sensación de que estás ahí mismo con el presidente Reagan, como si estuvieras parado justo ahí con él", indicó John Heubusch, que también conoció personalmente al mandatario y hoy dirige este museo. El proceso llevó cuatro años y una inversión de un millón de dólares.
Para recrear al mandatario se contrató un actor, que tuviera el peso y tamaño similar al que Reagan tenía en la época en que fue electo. El doble estudió sus movimientos de los hombros para abajo para reproducirlos. La cabeza precisó un modelo tridimensional de silicona que fue adaptado en la imagen final.
AFP/H.B.
