INTERNACIONAL

Uruguay, el primer país del mundo en legalizar mercado de marihuana

La iniciativa fue promovida por el presidente José "Pepe" Mujica, quien aseguró que si no funciona está dispuesto a dar marcha atrás. Cuándo tendrá vigencia.

Uruguay legalizó la comercialización de la marihuana.
| AFP

El vecino país de Uruguay se convirtió este martes en el primer país del mundo en legalizar la producción y venta de marihuana, una iniciativa considerada por el gobierno como un experimento con el que busca enfrentar al narcotráfico, en una región que sufre la lucha contra las drogas.

Tras 12 horas de debate y con 16 votos a favor en 29, solo los de la coalición de izquierda del gobernante Frente Amplio, el Senado uruguayo dio sanción definitiva a un inédito y polémico proyecto que habilitará la producción, distribución y venta de cannabis, el autocultivo y los clubes de consumidores, todo bajo control estatal.

La votación fue recibida por un cerrado aplauso de parte de defensores de la legalización que colmaron las barras y con fuegos artificiales por cientos que esperaron en el exterior la votación fumando cannabis, en un clima de fiesta. "Es un día histórico. Uruguay pasa a ser una especie de vanguardia internacional en este tema", señaló el senador oficialista Alberto Couriel al justificar su voto.

"Uruguay está votando esta ley en un contexto de leyes de defensa de los derechos", añadió, recordando que la flamante norma se suma a la legalización del aborto y del matrimonio homosexual aprobados en los últimos meses. La iniciativa ha sido promovida por el presidente José "Pepe" Mujica, quien no ha dudado en calificarla como "un experimento" y aseguró que si no funciona está dispuesto a dar marcha atrás.

Las dudas que genera el inédito proyecto, que va más allá que las legislaciones de los estados estadounidenses Washington y Colorado o de países como Holanda o España, son legítimas, dijo Mujica el martes al canal 4 de televisión local. "Pero la duda no nos puede paralizar para ensayar nuevos caminos ante un problema que nos tiene agarrados", señaló. "No estamos totalmente preparados" para la implementación de la ley, admitió el presidente, quien llamó no obstante a tener "audacia".

La aprobación de la norma no tendrá efecto inmediato, ya que tras su promulgación el Ejecutivo tendrá 120 días para reglamentarla. Será la reglamentación la que determinará aspectos como qué variedades de la droga se producirán, con qué grado de concentración, cómo se otorgarán las licencias para plantar o cómo y dónde se cultivará.

Aunque no está formalmente definido, las autoridades han adelantado que el cannabis legal costará igual que en el mercado negro y será de mejor calidad. Si todo sale según los planes gubernamentales, los primeros cultivos controlados por el Estado se iniciarían después de abril de 2014.

Pelear mercado al narcotráfico. Durante el largo debate, los legisladores oficialistas defendieron el proyecto como una alternativa al fracaso de décadas de guerra contra las drogas, como forma de arrebatarle el mercado al narcotráfico y de controlar un consumo que ya existe. Además, el senador oficialista Roberto Conde aseguró que el proyecto busca solucionar la "grotesca incongruencia jurídica" que implica que si bien el consumo de drogas no está penado en Uruguay, hasta ahora sí lo estaba su producción y comercialización. El consumo de cannabis, que representa el 70% de las drogas ilegales en Uruguay, se ha duplicado en los últimos 10 años. Según las autoridades hay unos 128.000 fumadores de marihuana, aunque las asociaciones de consumidores calculan que rondan los 200.000, en un país con una población de 3,3 millones de habitantes.

Según el texto, los mayores de 18 años podrán acceder a la droga mediante el autocultivo, clubes de consumidores o comprándola en farmacias, en todos los casos con límites y previo registro ante el Estado.

Riesgos y dudas. La oposición, que rechazó la iniciativa, consideró el proyecto inconstitucional y advirtió que provocará un aumento del consumo. La iniciativa es también cuestionada por los químicos farmacéuticos, que rechazan que la droga sea vendida en farmacias, y divide a los psiquiatras, enfrentando a quienes afirman que puede abatir el consumo de drogas más peligrosas y quienes sostienen que banaliza los efectos nocivos del cannabis.