INTERNACIONAL

Yahya Jammeh, el delirante dictador africano que dice curar el Sida

Es uno de los mayores déspotas de África. Condena la homosexualidad y ejerce la brujería.

Yahya Jammeh. Su autoritarismo le hizo ganar la hostilidad de los países occidentales.
| Cedoc

“Su Excelencia el Presidente Jeque Profesor Alhaji Doctor Yahya Abdul-Aziz Jemus Junkung Jammeh”: así se hace llamar oficialmente Yahya Jammeh, un militar que tomó el poder en Gambia tras un golpe de Estado en 1994. Desde entonces, mantiene un gobierno autoritario, controla el parlamento y mantiene relaciones diplomáticas y económicas con apenas un puñado de países, como Cuba, Irán, Libia o Nigeria.

Su autoritarismo le hizo ganar la hostilidad de los países occidentales, mientras que la ONG Amnistía Internacional informó de una serie de violaciones de los Derechos Humanos, como la persecución de políticos del antiguo gobierno, el hostigamiento contra miembros del Partido Democrático Unido y ataques a la libertad de expresión. Pero lo más llamativo de este dictador africano es que dice curar, mediante ungüentos y hierbas silvestres, enfermedades como el Sida.

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En la ciudad costera de Bakau, una pequeña clínica ofrece el “Programa de Tratamiento Alternativo del Presidente”, una delirante iniciativa del dictador gambiano para aplicar “su amplio conocimiento en el campo de las hierbas concedido por el Dios Supremo”, según informa la propia presidencia gambiana. Según las mismas fuentes, Desde 2007, el programa asegura haber curado a 500 personas con HIV/Sida y haber curado la esterilidad de 2.700 mujeres, cuyos hijos debieron ser bautizados con el nombre del dictador.

A la clínica no asiste nadie, sus puertas están cerradas y organizaciones mundiales de salud aseguran que no les consta que el dictador curandero realice tales milagros. “El programa es otra herramienta política al servicio de un tirano de pueblo y está socavando el sistema sanitario del país”, asegura Leo Igwe, activista por los DDHH en África, citado por el diario español El País. “El presidente Jammeh es un vulgar analfabeto inculto que se pone muchos títulos, como doctor profesor jeque, que hacen que uno piense que es un humorista o una persona con problemas mentales. Jammeh es un charlatán”.

Igwe, que investiga la brujería africana desde la Universidad de Bayreuth (Alemania), rastreó durante varios viajes a Gambia entre 2007 y 2011 las supuestas curaciones milagrosas de Jammeh: “Conocí a una de las pacientes con VIH que había sido tratada por el presidente Jammeh. El tratamiento no funcionó. Su carga viral aumentó y tuvo que retomar el tratamiento con fármacos antirretrovirales”, explica el nigeriano. “Otra mujer me contó que la salud de su padre empeoró hasta la muerte tras recibir el tratamiento de Jammeh”.

Ya desde antes de su llegada al poder -una hazaña que logró por ser el primer oficial en llegar a las puertas de la sede presidencial durante el golpe que derrocó a Dawda Jawara en 1994- Jammeh era conocido por mezclar la brujería con el arte de gobernar. Después de una de que una sus tías muriera, al parecer, víctima de la brujería, más de 1.000 “hechiceros” fueron detenidos a punta de pistola por la unidad de la guardia presidencial y obligados a beber venenos alucinógenos diseñados por Jammeh para “exorcizarlos”.

Desde que tomó el poder como un teniente de 29 años de edad, en 1994, el gobierno de Jammeh estuvo por su conducta cada vez más excéntrica y una obstinación implacable por suprimir cualquier signo de disidencia política. En un país donde la infame prisión «Two Miles Hotel» en las afueras de Banjul, la capital, está llena de presos políticos opositores hacinados en mazmorras, Jammeh se establece ahora como uno de los déspotas más fuertes de la región. Seydi Gassama, Director Ejecutivo de la sección de Amnistía Internacional en Senegal, expresó que “estamos ante un hombre irracional, un dictador demente que ha secuestrado a su pueblo, que atemoriza a todos los gambianos”.

Jammeh, que manifestó públicamente que su gobierno iba a durar “miles de millones de años”, declaró ante la asamblea general de la ONU en 2013 que los homosexuales son “un mal” que plantea la mayor amenaza para la existencia humana. “Vamos a luchar contra estas alimañas llamadas homosexuales o gays de la misma manera que luchamos contra los mosquitos que causan la malaria, o con mayor agresividad”.

En 2008, el líder gambiano dio a la comunidad homosexual de su país un ultimátum: tenían 24 horas para abandonar el país bajo la amenaza de cortarles la cabeza. "Por lo que a mí respecta, «LGTB» significa lepra, gonorrea, bacterias y tuberculosis, todas las cuales son un peligro para la existencia de los seres humanos”, sentenció Jammeh. Ahora tiene pendiente un nuevo proyecto de ley por el cual los homosexuales serían encerrados en prisión de por vida.

(*) Especial para Perfil.com.