OPINIóN
Columna de la USAL

Educación internacional, en interculturalidad, inclusión y diversidad

La educación intercultural implica una apertura social hacia lo nuevo, una nueva directriz, una nueva perspectiva

Educación internacional, en interculturalidad, inclusión y diversidad.
Educación internacional, en interculturalidad, inclusión y diversidad. | NA

Hoy hablar de educación no se limita a una simple transmisión de conocimientos enciclopédicos, sino de estímulo por crecer, y una transferencia y apropiación de saberes prácticos, abstractos y valores humanos con trascendencia, dotando a quien se forma de herramientas para enfrentar el mundo.

En consecuencia, los procesos de formación deben contemplar la realidad desde su complejidad, y dotar a los futuros profesionales de instrumentos que les permitan impactar positivamente en el medio en el que se desenvuelven, y desplegar todas sus potencialidades.

El mundo cambia a pasos acelerados, con un futuro en el que se requieren nuevas habilidades, como entender este fenomenal proceso de transformación internacional, donde la ruptura de paradigmas tradicionales obliga a repensar la acción formativa e incluir necesariamente espacios conceptuales y de prácticas renovadas.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

La internacionalización educativa es imperiosa, para abrirse en las aulas a lo que con mucha fuerza ya instalaron los medios de comunicación globales, las redes sociales y el acceso a contenidos en Internet, esto es, el encuentro con lo diverso, con diferentes culturas y la comprensión del ser humano desde la diferencia; que es una realidad a la que se debe abordar con comprensión amplia.

Educar interculturalmente es formar a una persona para que pueda con idoneidad ejercer su profesión, y además que esa formación deba especialmente tener la visión global; contando con todas las herramientas para que comprenda la variedad humana y pueda expresarse en ella, forjando su capacidad creativa y libre de cualquier prejuicio que pueda limitar su desempeño.

En tanto inclusión y diversidad -términos que un tiempo atrás no estaban dentro de los paradigmas de la aceptación generalizada-, una educación internacionalizada nos lleva a incorporar estos conceptos dentro del plan de la carrera y programar un ambicioso contenido para que el futuro profesional cuente también con herramientas para tener el mejor desempeño en su ámbito.

Para desarrollar un sentido profundo de comprensión humana y de respeto por el otro, en el contenido de los programas académicos a nuestros futuros profesionales desde un principio les deberíamos preguntar: ¿Cuánto nos conocemos? Y desde ahí debemos partir en su formación, donde la propia mirada sea fundante de su aprender y desde ahí vincularse con la realidad.

Conocerse y exponerse ante diversas situaciones, principian el mecanismo que nos autodefine reflejando lo que verdaderamente somos en la situación misma, desde la perspectiva de nuestra persona interactuando. Un hacer contextualizado, abierto, creativo, responsable, profesional, autónomo.

El escenario actual es global, y quien ejerza responsabilidades específicas, especialmente de gestión internacional y conducción de personas, debe poder comprender las circunstancias que lo rodean y reconocer que el ser humano no es un producto matemático, sino un compendio cultural de identidades, experiencias y anhelos diversos; y sobre todo estar dotado de una comprensión y de un sentido práctico superior, donde se busquen resultados fuera de marcos teóricos que ya no dan cuenta de la realidad.

Las organizaciones y nuestra sociedad requieren nuevos liderazgos, renovadas miradas, aceptación y respeto por las profundas y diversas motivaciones que los seres humanos construimos en el contexto histórico que nos toca vivir. Ya nada es como fue, y las concepciones cerradas se rompieron y hoy más que nunca la introspección, el diálogo y la construcción de lo nuevo requieren de la valentía de asumir el nuevo tiempo.
La educación intercultural implica una apertura social hacia lo nuevo, una nueva directriz, una nueva perspectiva, una nueva luz que se enciende en la inclusión, se nutre de la diversidad, y se expande en las diferentes culturas, con perspectiva internacional.

(*) Director de la Licenciatura en Gerenciamiento Económico Intercultural - USAL