OPINIóN
Planificación y desarrollo

El desafío de crecer en la Argentina

Desarrollarse implica, necesariamente, crecer para lograrlo y este es un límite que la economía nacional parece no estar en condiciones de superar.

gente caminando10162018
Los procesos de desarrollo se caracterizan por incrementar el nivel de capacidades de la sociedad como un conjunto. | Cedoc

Las políticas económicas vinculadas a la prospección de mediano plazo y a los lineamientos de desarrollo de largo plazo son las que determinan, en general, las decisiones de inversión y de consumo.

Son las señales que busca el mercado para planificar, demandar y ofrecer. Los procesos de desarrollo se caracterizan por incrementar el nivel de capacidades de la sociedad como un conjunto. Se es más desarrollado cuanto más se puede hacer y, por ende, cuando se puede elegir entre un número mayor de alternativas.

Desarrollarse implica, necesariamente, crecer para lograrlo y éste es un límite que la economía de la Argentina parece no estar en condiciones de superar. Sin embargo, esta limitación encierra más cuestiones que las vinculadas meramente a la coyuntura, al valor del dólar, las reservas internacionales y el déficit fiscal.

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¿Cuál es el modelo de desarrollo argentino? ¿De qué manera es posible garantizar la inclusión de la mayoría de la población en el corto plazo?

Vivimos en un país con ingresos medios y amplias posibilidades tanto para el desarrollo de conocimiento tecnológico como para la ejecución de proyectos de transformación de su estructura productiva, a fin de avanzar en una dinámica de generación de valor.

Sin embargo, la Argentina atraviesa un contexto que no garantíza la estabilidad macroeconómica de mediano plazo y esto afecta las decisiones, reduciendo la actividad productiva. Los problemas de coyuntura parecen representar el límite sobre el cual podemos pensarnos. ¿Es posible animarnos a desafíos más audaces que enciendan las esperanzas de la población?

Para establecer nuevos escenarios, primero es necesario garantizar la estabilidad macroeconómica y, de este modo, reducir la inflación, evitar que se extienda la recesión y se quiebre la cadena de pagos, producto de la falta de previsibilidad sobre los precios relativos.

Una vez superada la coyuntura, será posible detenerse a pensar sobre el futuro, en una etapa que el Gobierno deberá afrontar con más claridad y mayor participación de los principales actores económicos y sociales.

Pensar un modelo de país es hacerlo sobre las economías regionales y su vinculación, sobre la matriz energética y de comunicación, sobre nuestro modelo de inserción internacional y sobre los mecanismos de distribución de riqueza.

(*) Director del Centro de Estudios Económicos e Históricos sobre Desarrollo (CEEHD) de la Universidad de Belgrano.

AG CP