OPINIóN
La columna de la UB

La opinión pública, entre la Gloria y Rivadavia

Estamos ante uno de los episodios de corrupción más grandes de nuestra historia, ¿cómo nos impactará?

Cuaderno Gloria y Rivadavia 08212018
Cuadernos Gloria y Rivadavia | Cedoc

Los argentinos, esa estoica especie sudamericana, sabemos que la corrupción, la inflación y la inestabilidad son la regla más que la excepción. Eso nos vuelve desconfiados, incrédulos, pesimistas y, también, contradictoriamente desmemoriados. El tango no miente.

En ese contexto llega el capítulo “Gloria y Rivadavia”, cruel ironía para quienes los recordamos de nuestros tiempos escolares. Esta vez dejan de ser el registro de nuestra aventura educativa, para transformarse en el mapa de los que, muy probablemente, sean los hechos de corrupción más grandes que hayan tenido lugar en nuestro país. Y en esta oportunidad, con la música de fondo del “modelo productivo con matriz inclusiva”. Surrealista, si no fuera real. Y sin dudas, inclusivo y productivo, muy productivo, para unos pocos.

Aunque acostumbrada a todo, la opinión pública aún puede sorprenderse de este nuevo capítulo. Y por varias razones: los montos, junto con la insaciable codicia, que despierta en la sociedad el interrogante acerca de por qué nada les parecía suficiente. Sesenta millones, cien millones, doscientos millones, ¿hasta dónde querían llegar? Y la impunidad, la obscena impunidad. Resulta tentador afirmar que, en la Argentina, el cuarto poder no es la prensa, sino la impunidad.

¿Será nuestra bisagra histórica? ¿Habrá un antes y después de “Gloria y Rivadavia”? La respuesta transita entre el escepticismo y la ilusión. Si bien nunca se robó tanto, tampoco nunca antes hubo tanta gente presa e investigada. Por otro lado, sin embargo, golpea el resultado de las encuestas, que muestran a un 30 por ciento que cree que todo es mentira.

¿Qué exigirá a los futuros políticos una sociedad asqueada frente a tanto latrocinio? ¿Pedirá cambios estructurales o aceptará el maquillaje? ¿Los candidatos a las elecciones del año que viene llevarán una agenda sobre corrupción? ¿Los castigos para quienes delinquieron serán tan ejemplares como buena parte de la sociedad reclama o constituirán una nueva fuente de frustración? ¿Se recuperará, como tantos piden, lo robado? ¿La carrera política de la expresidente habrá mutado hacia un ostracismo senatorial, como el de su compañero de partido y banca Carlos Menem, o le espera un destino carcelario? Interrogantes que, como casi siempre, se resolverán con el tiempo.

Mientras tanto, no deja de sorprender la vigencia de aquella frase atribuida al más tarde presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln: Se puede engañar a algunas personas todo el tiempo, y a todas las personas de vez en cuando, pero no se puede engañar a todas las personas todo el tiempo. En la Argentina, cada parte de esa afirmación se comprueba día tras día.

 

(*) El autor es director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano.