OPINIóN
Columna de la USAL

El tabaquismo, daños a la salud de todos

En el marco del Día Mundial sin Tabaco, a celebrarse el próximo 31, se recuerdan los efectos del consumo. La importancia de no fomentar el uso del cigarrillo electrónico.

Cigarrillo electrónico
Cigarrillo electrónico | Cedoc

El tabaquismo es una adicción difundida ampliamente a nivel mundial, observándose una mayor prevalencia de consumo y morbimortalidad, es decir enfermedades y muertes por el consumo de tabaco en países y poblaciones que viven en condiciones socioeconómicas más desventajosas (1). Se estima que el tabaquismo produjo más de un millón de muertes anuales en toda América, y más de 40.000 muertes solo en nuestro país.

El mayor daño en la salud pública está dado por las enfermedades cardiovasculares donde se le atribuye el 13% de las muertes por enfermedades cardiovasculares y el 14% de las muertes producidas por un ACV, o más elevadas en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica donde el tabaquismo es responsable del 75% de las muertes y en el cáncer de pulmón donde su asociación fue del 82% de las muertes.

El tabaco es responsable también del 16% de las neumonías y explica así el total del 13,6% de todas las muertes que se producen en el país (2). La incidencia del cáncer asociado con el tabaco se puede reducir mediante la prevención y la reducción del consumo de tabaco o cesación del tabaquismo en la población. Y los esfuerzos integrales para producir la reducción de los demás factores de riesgo, junto con la detección temprana y mejor asistencia a las comunidades afectadas por el cáncer.

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Las patologías producidas por el cigarrillo no sólo afectan la duración de la vida, también tienen un importante impacto en la calidad de vida del paciente y de sus familias. Al conocimiento del riesgo que ocasiona el tabaquismo activo, se ha agregado la evidencia sobre el daño producido por el tabaquismo pasivo, que a su vez multiplica enormemente el efecto nocivo en la calidad de vida de la población fumadora y no fumadora. A esto se le suma el singular aumento ocurrido en los últimos años de la prevalencia de esta adicción en el sexo femenino con el consiguiente impacto sobre la gestación y la salud de los niños.

Aunque en nuestro país se observó una pequeña disminución del consumo de cigarrillos en los adultos, según la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgos, que se realizó en nuestro país en el 2018. Así como también se informa de una disminución en la exposición al humo de tabaco ajeno en hogares y en los lugares de trabajo pero aún vemos que en las casas siguen expuestos a los contaminantes del cigarrillos un 25% de la población, que seguramente la mayoría son niños o jóvenes que nunca han fumado. Observamos otros datos con preocupación como el uso de cigarrillos electrónicos, cuyo consumo está instalándose rápidamente en mayores de 18 años. Estos dispositivos se encuentran prohibidos en nuestro país por disposición de ANMAT desde el año 2011 y ratificado en el 2016, en el informe se detalla y se fundamenta la desición de prohibir la importación, distribución, comercialización y la publicidad o cualquier modalidad de promoción de estos productos en todo el territorio nacional (4); además un informe presentado en COP7 en Nueva Delhi (5) señala que aún existe incertidumbre sobre los beneficios y peligros de su uso y explica los riesgos en el consumo de estos productos en los jóvenes a mediano y largo plazo.

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Así mismo preocupa la utilización por parte de las tabacaleras de productos saborizados, como el uso de mentol y otros sabores que llevan a un mayor consumo en jóvenes y mujeres, ya que los mismos son percibidos como más saludables (Anderson 2011). En nuestro país se consiguen de varios sabores diferentes y no sólo en cigarrillos sino también en tabaco para armar o sabores para los tanques de los productos electrónicos. Los saborizantes mejoran el sabor áspero, fuerte del tabaco, haciéndolos atractivos y más fáciles para que lo prueben los chicos y finalmente se vuelvan adictos, el 90% de los fumadores se inician antes de los 18 años, y estas empresas utilizan estas estrategias para atraer a niños y jóvenes considerados un «mercado clave» para iniciarlos en el consumo.

En el mundo ya existen medidas que están siendo aplicadas, y que han demostrado su efectividad en el control del tabaquismo reduciendo así los daños de su consumo. Ella es el CONVENIO MARCO para el CONTROL de TABACO de la OMS, que desde el 2003 viene normatizando las medidas de controles para disminuir el impacto del consumo de tabaco en los países que firmaron y lo ratificaron (5). El estado Argentino lo firmó en el año 2003, pero desde allí se viene pidiendo a los representantes políticos que sea ratificado por sus cámaras. Es por esto que desde AsAT (Asociación Argentina de Tabacología) y desde otras organizaciones relacionadas con el tema tabaco y con la salud pública, insistimos en que se vuelva a tratar y se logre la ratificación del Convenio Marco para el Control de Tabaco.

AsAT es una asociación de profesionales sin fines de lucro, es una entidad Científica, Federal e Interdisciplinaria, y abierta a todos aquellos interesados en trabajar en el control de la epidemia del tabaquismo. La misión es reunir, capacitar, acreditar a los integrantes del equipo de salud y personas involucradas en el control del tabaquismo y fomentar la investigación a fin de promover la salud, prevenir el consumo y exposición pasiva, asistir al fumador y sus enfermedades asociadas contribuyendo a su rehabilitación. Haciendo esto último a través del adecuado tratamiento de pacientes que desean dejar de fumar, con el conocimiento basado en la mejor evidencia.


* Médico de Familia. Presidente de AsAT.  Asociación Argentina de Tabacología. Alumno de la Maestría en Prevención y Asistencia de la Drogadependencia USAL.