OPINIóN
Politica

El consenso es por un cambio de modelo

Lo que necesitamos es un proyecto con propuestas concretas más que figuras o decálogos vacíos. 

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El expresidente publicó en 2004 su "Memoria política". | CEDOC.

En una instancia bisagra para nuestro futuro, Argentina se debate entre convocatorias de carácter testimonial y arquitecturas electorales montadas sobre nombres, pero sin un atisbo de proyecto. Ninguna de las dos alternativas augura éxito si no se tiene en cuenta qué propuesta integral puede sacar al país de su actual crisis económica, y conducirlo nuevamente por la senda del crecimiento. Lo que necesitamos es un proyecto con propuestas concretas más que figuras o decálogos vacíos. 

Hace unas semanas, tuve la responsabilidad y el honor de realizar un homenaje al ex presidente Raúl Alfonsín en la Cámara de Diputados, a diez años de su fallecimiento. Alfonsín fue hombre que entendió, como ningún otro dirigente de su generación, lo que significa tener que responder a las demandas de encrucijadas históricas. Así fue que vio, mucho antes que todos, el riesgo que se escondía detrás del “voto bronca” que emergió el 14 de octubre de 2001. Era mucho peor de lo que pensábamos: la desintegración estaba a la vuelta de la esquina. Y sucedió a fines de 2001: “que se vayan todos” fue la tormenta perfecta que arrasó, entre otras cosas, con nuestro sistema político.

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Fue en ese momento crucial que Alfonsín, como todos los hombres con dimensión histórica, se plantó frente a la tormenta en lugar de huir. La atravesó mirándola, sin agachar la cabeza. Porque era con más política y no con menos que se superaban aquellos problemas.

En medio de la crisis, Alfonsín puso en juego su reputación para salvar a la Argentina, dejó de lado diferencias con sus históricos adversarios políticos, como el Justicialismo bonaerense que conducía Eduardo Duhalde,  para emprender un camino de reconstrucción del país.  Y no lo hizo con el marketing político de los spots publicitarios ni con una lista de buenas intenciones, sino con una idea fuerza central: poner de pie a la Argentina a partir de su potencial productivo. Para eso, convocó a todos los actores del campo nacional que creían en esa idea para trabajar de  manera conjunta.

Por estas horas, el Gobierno convoca a un acuerdo al que se negó sistemáticamente durante todo su mandato. Pero los consensos que propone radican en platitudes. Otra vez, lamentablemente, la lógica de parches asoma en la gestión de Cambiemos: en lugar de pensar objetivos concretos para un modelo productivo, el Presidente de la Nación y sus ministros convocan a diluir el porvenir en el solvente del efectismo.

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Ante esta tozudez política, desde la oposición tenemos que trabajar en construir una alternativa política y económica que encienda los motores productivos del país, un proyecto que tenga a todos los actores del campo nacional aportando sus activos en pos del futuro.

Aquella intervención de Alfonsín en momentos bisagra de la historia nos interpela diariamente y nos obliga a dar la talla. Hay alternativa para lo que hoy nos toca sufrir, ese debe ser el primer consenso. Y con esa coincidencia inicial, construir un proyecto que tenga el desarrollo social y económico como prioridad.  Es con política, con proyecto, que existe futuro.

 

*Diputado Nacional y ex ministro de Producción.