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Scioli, sobre su relación con Gisela Berger: "A 60 días de ser padre, la sigo remando"

El candidato por Unidad Ciudadana aseguró que "intenta recomponer las cosas" con la modelo. Qué pasó con Karina Rabolini.

Daniel Scioli fue entrevistado por Jorge Fontevecchia
Daniel Scioli fue entrevistado por Jorge Fontevecchia | Cedoc

#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro


— ¿Afectó en algo su relación con el papa que Gisela Berger dijera que usted le propuso abortar?
—Lo que ahora intento es recomponer las cosas, formar una familia, con un hijo por venir. Como existe un amor, un vínculo así, siempre se trata de componer las cosas, debo reconocer que aquella situación provocó la reacción de Gisela y fue cuando se generó esa situación con esos mensajes, esas cosas. Trato de poner lo mejor para que las cosas vayan bien. Después, cada pareja es un mundo, y punto.

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—¿Es posible pensar que lo que más afectó, en aquel episodio, no fue la paternidad no deseada sino la percepción de que usted podía tener un doble discurso que hacía inverosímil otros discursos suyos, lo que afectaba directamente su credibilidad?
—Son temas muy sensibles y a 60 días de ser padre, la sigo remando. Busco, como busqué siempre porque ha sido una actitud de vida, reconstruir. El vínculo es profundo y trato de preservarlo de las cuestiones que pueden, en determinado momento, afectar un vínculo. Así que es eso.

"A 60 días de ser padre, la sigo remando"

—Más allá de las cuestiones personales, de intimidad, lo que parecía, desde fuera, es que usted seguía la estrategia electoral clásica de mostrar una pareja modelo, feliz que, inmediatamente después de las elecciones se demostró que no era tal, que estaba rota desde antes. La pregunta que le hago al político…
—¿Le puedo responder algo de lo que dijo?

— Sí, por supuesto.
—De ninguna manera fue así. ¿Qué significan 30 años al lado de una mujer a la cual quiero y respeto? Porque es una persona de una gran calidad humana, cultural, intelectual, una gran mujer en el sentido más profundo. Uno no se separa de un día para el otro ni se enamora de un día para el otro. Jamás hice referencia a una pareja perfecta, soñada, porque de hecho habíamos tenido una separación y lo hicimos público. Empujábamos juntos hasta que, en un momento determinado, entendimos que lo mejor para nosotros era mantener un vínculo personal, familiar. Nos queremos mucho, nos deseamos lo mejor y decidimos respetar la vida de cada uno. Así fue que empezamos otra etapa. A mí me dolió mucho cuando se decía eso de que era una situación armada.

"Me dolió mucho cuando se decía que mi relación con Karina era una situación armada"

—¿Esa otra etapa, cuando comenzó?
—Unos meses después de la elección.

— ¿Si hubiera ganado la elección hubiesen continuado?
—No puedo pensar qué hubiese pasado si hubiese ganado. Son cosas muy difíciles de imaginar. Las cosas pasan, se asumen y punto.

—¿Usted cree que una sociedad como la argentina, con una matriz conservadora, demanda que un candidato a un puesto ejecutivo muy importante tenga un matrimonio, una pareja clásica?
—¿Qué es una pareja clásica?

—Clásica es una pareja heterosexual, en la medida de lo posible con cierta duración, con una familia, hijos.
—Sí. De hecho esa estabilidad emocional, afectiva, más allá de los vaivenes de la política es una contribución a cualquier persona. Pero hubo presidentes que se han separado y vuelto a casar, por ejemplo.

Macron, con 39 años tiene una pareja de 64. Bélgica tuvo su jefe de estado gay en 2011, Irlanda en 2017, en de Luxemburgo, el jefe de Estado se casó con su pareja gay en funciones, en 2015. Hay muchos más ejemplos. En la Argentina, ¿Es electoralmente necesario mostrar un matrimonio tradicional?
—La sociedad evalúa el conjunto de las cosas pero está más atenta a la empatía, a lo que le genera su candidato. Con ese criterio, hubiese ganado el que tenía más años de casado. El pueblo argentino es racional y emotivo a la vez, muy “familiero” también. También hay una sociedad que ha evolucionado en cuanto a asumir determinadas cosas.

—Hay analistas que opinan que Cristina lo colocó quinto en la lista de diputados para hacerle un favor. Para que sea electo, mantener su carrera política activa pero evitar que fuera blanco de la prensa y los otros candidatos por esa complicada situación personal.  ¿Piensa que pudo ser así?
—De ninguna manera. En primer lugar, yo había visitado más de sesenta municipios durante los primeros meses del año, haciendo un relevamiento de la situación, hablando a los intendentes. Lo hice sin pensar en qué lugar iba. Puedo ir primero o puedo no estar, eso no va a cambiar mi visión de cómo hacer política.

—Dijo textualmente, "Puedo ser consejero escolar."
—Sí, eso dije. Bueno, ¿eso qué significa? Que después de haber sido vicepresidente, dos veces gobernador, dos veces diputado nacional, ministro, lo que me moviliza es contribuir, ayudar desde el lugar que sea. Lo puse como condición. Además, cuando uno entra al congreso, no entra con un número en la espalda. Todos somos legisladores y después, de acuerdo al trabajo cada uno lleve adelante, surge o no el acompañamiento de la sociedad.

"Soy una persona comprometida, en el lugar que me toque"

—¿Qué significa, como mensaje, que sea quinto candidato y no el primero?
—Significa que soy una persona comprometida, en el lugar que me toque, como lo demostré también en estos dos años en los que, sin tener ningún cargo, sostuve mis ideas y no miré para otro lado, como hicieron otros.

—¿Qué quiso Cristina? ¿Mostrar caras nuevas para quitar al pasado como tema excluyente de  la discusión electoral? ¿Qué mensaje se da colocando a quien fue vicepresidente y dos veces gobernador de la principal provincia de la Argentina, como quinto candidato?
—Ella ve una sociedad que padece y sufre estas políticas. Hizo un relevamiento de los sectores sociales y armó una lista con protagonistas, referentes de las distintas realidades. Buscó dirigentes políticos con experiencia como es el caso de Espinoza, Moreau, Yasky, mi caso, que acompañemos y nos integramos a esas otras expresiones sociales.

"Unidad Ciudadana es un paso superador a lo que fue el Frente para la Victoria"

—Caras nuevas.
—Su espacio político. Porque Unidad Ciudadana es un paso superador a lo que fue el Frente para la Victoria; con un eje central en el peronismo porque ahí están la mayoría de los intendentes peronistas, y con un llamamiento a la integración de otros sectores. Si en Cambiemos se unieron la Coalición Cívica, el PRO y el radicalismo, ¿cómo, después de venir de obtener un 49%, y ante esta situación crítica, cómo no se van a hacer todos los esfuerzos para integrar y unir a la mayor cantidad de sectores posibles? Cristina armó la lista de candidatos con gente con experiencia y figuras nuevas. Esto de ser quinto o primero no provocó ni medio segundo de discusión, ni con ella ni con nadie.  Lo aclaro por las dudas, por si alguno piensa que no voy a ponerle el mismo nivel de dedicación.

—Hace ocho meses, ¿creía que Cristina Kirchner podía no ser candidata? 
—Ella fue clara. Dijo: “Si encuentran otro mejor que les asegure ganar, vayan con ése, y si tengo que asumir la responsabilidad, la asumo”. Finalmente la movilizan las circunstancias y la responsabilidad que siente, que debe asumir. Los dirigentes le decían “Tenés que ir vos”, y ella contestaba Traten de buscar otro; y si no, asumo la responsabilidad”.

—En algún momento se pensó que usted podías la cabeza de una lista de un cristinismo sin Cristina.
—Era pura especulación. Las candidaturas no se definen sino hasta que llega la fecha de cierre. Siempre fue así. Sobre la hora. Lo que definió todo fue el escenario. Lula me enseñó eso: “Las chances de los candidatos las hacen los escenarios que se van configurando”. Si uno repasa los ciclos democráticos de la Argentina, cuando la gente pidió democracia eligió a Alfonsín. Cuando se aferró a la esperanza, a Menem. ¿Y qué demandó? Un opositor genuino, auténtico, coherente, que lo defienda y sienta que con su política puede vivir mejor. La gente siente eso. Con Cristina tenía la heladera llena, le cuidaban el trabajo, y las pyme no tenían problemas.

"Con Cristina tenía la heladera llena, le cuidaban el trabajo, y las pyme no tenían problemas"

—¿No cree que si no hubiera tenido el episodio de la paternidad y el escándalo que se generó a partir de ella, usted hubieras sido el candidato, sin necesidad de hacerla presentar a Cristina? ¿No sacó más votos que ella?
—Era otro momento del país. Este otro escenario, con una fuerza política que nos estaba ganando, con una gran inteligencia estratégica para generar expectativas. Frente a esto, con una oposición dividida, es una hazaña lo que logró Cristina. Por eso ella convoca, con toda responsabilidad y en función de lo que la gente reclama, en un grito que no se escucha porque se percibe, “Únanse para defendernos”. No queremos cambiar de gobierno. Lo que queremos es que cambie el rumbo de la política económica.

—En ese planteo de unir a la oposición. ¿No fue un error no haber aceptado competir con Randazzo en las PASO?
—Siento, sinceramente, que esa interna ya fue saldada.

—La hubiese ganado.
—Sí, 34 a 6.

—¿No hubiera sido más conveniente llegar juntos a los 41 o 40 puntos?
—El consenso se logró fue entre todos los intendentes y todos los que hemos participado con ella para construir Unidad Ciudadana. Para hacer algo amplio, integrador, de todos los sectores.

—Podrían haberse llamado con una sigla cercana a Frente para la Victoria y ser un sub-lema dentro del PJ.
—No, había que hacer algo superador al Frente para la Victoria y ésa fue la idea de Unidad Ciudadana. Tuvo un acompañamiento claro, ¿o vamos a decir que el peronismo es el 5% de la provincia? Es obvio que el peronismo acompañó, participó, le dio respaldo. De hecho se amplió la adhesión de peronistas a Unidad Ciudadana después de las PASO.

—¿No cree que hubiera sido muy distinto el clima político en todo el país si Cristina Kirchner no ganaba por un punto sino por cinco?
—Hay que ver si se daba así, si hubiese ganado por cinco puntos. Hubiese ganado pero no sé si por cinco o por uno.

—¿No cree que fue un error no haberle dado las PASO a Randazzo y competir con él, hoy, en retrospectiva?
—Fue una decisión tomada en conjunto. 

—¿Ustedes creían que podían ganar por el 8 o 10 puntos? 
—Es lo que se decía. Creíamos que había que poner más esfuerzo porque el contexto era competitivo, una gran fuerza del gobierno, una gran capacidad comunicacional. Una campaña desigual.

—¿Se creyeron que ganaban por más diferencia?
— No. Eso nunca lo percibí. Las perspectivas del resultado, que es el que importa, se define en los últimos días y era una elección muy pareja. De hecho el crecimiento que tuvo Cambiemos en los últimos días tuvo que ver con el retroceso 1País, del partido de Massa. 

—En el momento en que se planteó no hacer la interna con Randazzo creían que tenían un triunfo cómodo que luego las encuestas fueron desmintiendo.
—Nunca se creyó un triunfo cómodo. Lo que se miraba no era a ver qué hacía un dirigente o el otro. Lo que se miraba era lo que pedía la gente. ¿Qué se priorizó? En lugar de estar en una pelea interna, decir: “Hagámonos cargo  de lo que le pasa a la gente pongámonos a disposición de ella que en defensa propia sale a defender sus derechos”. Y así fue.

"Las PASO ubican a cada fuerza política en un lugar, y la concepción de Unidad Ciudadana es de un frente integrador"

—¿Qué hubiese cambiado si aceptaban la competencia con Randazzo? ¿Qué cambiaba?
—Las PASO ubican a cada fuerza política en un lugar, y la concepción de Unidad Ciudadana es de un frente integrador, de mayor amplitud de lo que fue el Frente para la Victoria. No se quiso reducir y perder esos 60 días de comunicación, de vínculo con la sociedad. Fue una cuestión interna. Sé que hay distintos puntos de vista sobre esto, pero es lo que pasó.

—¿Usted dice que en caso de una interna Cristina, en lugar de comunicar sus desavenencias con la política de Macri hubiese tenido que comunicar sus desavenencias con Randazzo?
—No fue una decisión de ella, personal. Esto se decidió en conjunto, con las autoridades del partido de la provincia y los intendentes.

—¿Cuál era el argumento?
—Poner todo el esfuerzo en defender a la gente.

—¿Eso no se podía hacer compitiendo con Randazzo dentro del peronismo?
—Nosotros vemos que la competencia directa es con dos modelos de país. ¿Qué interna tuvo Cambiemos? Sin no aparecía Lousteau en la ciudad, no la hubo en ningún lado. Con la referencia de Cristina y su acompañamiento, lo que representa su peso político en la provincia de Buenos Aires, sentimos que era una situación que había que encarar y comenzar a debatir fuerte. Escuchando a la sociedad, y con el modelo nacional.

— ¿Eso no demuestra que cuando Cristina hace la autocrítica por haber sido soberbios en algún momento, en realidad lo siguen siendo?
— No. Yo veo una actitud absolutamente diferente.

—Con Randazzo, ¿Hay alguna herida particular, alguna cuestión personal, algo?
—No. De hecho sé que ha hablado con ella. Además no hay que poner esto en términos personales. Nosotros buscamos a los electores de otras fuerzas políticas que fueron en búsqueda de una alternativa de gobierno en la elección del 13 de agosto, salvando la distancia, porque esto tampoco es un ballotage como lo me pasó a mí.

—¿Cree que la decisión de Cristina pudo haber tenido algo que ver  con la persecución judicial que ella siente que sufre?
—No. Siento que tomó esa decisión después de hacer una evaluación de la realidad social, económica y las demandas de la sociedad, de la necesidad que había, reflejada también por los resultados que obtuvo.

—¿Cree, como ella, que sufre una persecución judicial?
—Se ha llegado a un nivel de judicialización de la política muy intenso. De un lado y del otro. Denunciaban de un lado, denunciaban del otro. Esa es otra de las cosas que hay que encausar. Que cada poder del estado ejerza en plenitud su responsabilidad, sin judicializar la política y sin politizar la justicia.

—Pero ahora ya hay hechos concretos. Pruebas, como en el caso Odebrecht, que demuestra que en Argentina hubo sobornos de por lo menos 35 millones de dólares.
—Las respuestas las tendrá que dar la justicia. Lo demás, es conjetura, especulación. 

Leé la entrevista completa de Jorge Fontevecchia acá.