POLICIA
Denuncian que tiene proteccion politica y judicial

Antequera, el otro dueño de la feria La Salada que se codea con el poder

Es competidor de Jorge Castillo, el empresario detenido esta semana por asociación ilícita y extorsión. De perfil más bajo y hábil negociador, se dedicó a cultivar relaciones políticas.

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CONTACTOS. Martín Insaurralde, Daniel Scioli y Julián Domínguez. | cedoc

Si La Salada hubiera nacido a fines de los 60 y no en la década de los 90, el psicólogo Philip Zimbardo habría encontrado un escenario ideal para aplicar su “teoría de las ventanas rotas”. En el reino de lo ilegal, Jorge Castillo se calzaba la corona hasta que fue detenido esta semana por asociación ilícita y extorsión. Pero el titular de Punta Mogotes no era el único soberano. Enrique “Quique” Antequera, creador de la feria Urkupiña –una de las tres que funcionan en el predio de Lomas de Zamora–, es reconocido con el mismo título y también debe enfrentar problemas con la Justicia: está a punto de ser enjuiciado por robo y daños y enfrenta una denuncia de 2013 por la existencia de un presunto ejército paralelo que desplegaría diferentes maniobras de apremios ilegales para mantener en orden la feria. Los denunciantes (ver aparte), ex integrantes de la fuerza de seguridad, dieron detalles sobre torturas, cohecho y privación ilegítima de la libertad en el hangar explotado por Urkupiña.

De perfil más bajo que su competidor y aliado estratégico, Antequera se dedicó a cultivar relaciones políticas. Si bien se difundieron imágenes del hombre fuerte de La Salada con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y los diputados Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín de 2010, el ahora hombre más poderoso de La Salada se inclinó por respaldar las diversas campañas del kirchnerismo, e incluso fundó su propia agrupación, Militancia y Trabajo, el 17 de octubre de 2009, que relanzó en 2012 con el aval de Kolina, de Alicia Kirchner, con el fin de respaldar la candidatura de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Aportó para las legislativas de 2013 y 2015 dentro de ese espacio político, y se animó a lanzarse como precandidato a intendente y a diputado nacional.

Antequera no se perdía ningún acto en la zona. Se retrató con Julián Domínguez, con el ex vicepresidente Amado Boudou, el ex vice Mariotto y el ex intendente Darío Díaz Pérez, custodió a Mario Ishii en una conferencia de prensa, acompañó a La Cámpora, y se sentó en las primeras filas del acto de lanzamiento de la mesa sindical en mayo de 2015. Pero quizás su logro político más importante haya sido haber subido al camión que trasladó por las calles de Lomas de Zamora al candidato presidencial Daniel Scioli, al intendente Martín Insaurralde y al presidente del PJ Fernando Espinoza.

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En este aspecto de Antequera se centró una denuncia que presentó Carrió meses atrás para explicar el amparo político y judicial que permitió que La Salada funcionara como “espacio reconocido para la venta de drogas, armas y trata de personas”, entre otros delitos.

“Es muy probable que estos armados políticos y judiciales se hayan rubricado en los asados que Quique Antequera realizaba en su búnker de calle Beruti y Belelli, en Banfield, donde los fiscales y funcionarios políticos ni siquiera estacionaban en la puerta ya que su portón eléctrico les aseguraba la inmediatez y la discreción de estacionar dentro del predio”, indica la denuncia presentada el 17 de mayo de 2017, a la que tuvo acceso PERFIL.

Carrió asegura en la denuncia que Urkupiña es “protegida por la Policía Bonaerense de Avellaneda y Lomas de Zamora; por penitenciarios y por una agencia de seguridad, bajo cuya órbita opera una legión de trabajadores militarizados, con portación de armas sin permisos, adiestrados en el arte de utilizar gas pimienta y otras tácticas impropias de un Estado de derecho. Su protectorado controla el negocio del contrabando, pacta protección con la policía, y ‘detiene’ y ‘juzga’ lo que comúnmente se conoce como ‘pungas’ o ‘mecheras’. Todo esto sin interferencia de la política y el Poder Judicial”.

En una entrevista realizada por el periódico 5 Días de Paraguay en 2015, el feriante recordaba sus orígenes: “Empecé como uno más, un día en el piso con una lona que hacía de ‘camisería’”. ¿Cómo explicó su exponencial crecimiento? “Arrancamos con un socio boliviano. Teníamos 23 años y el alcalde de Lomas nos habilitó un lugar y nos dijo: ‘Quiero que sean los formadores de precios de la feria’”. No mencionó el suicidio de su socio, Gonzalo Rojas, en el penal de Ezeiza, ni los complejos manejos al frente de la feria.

‘El Rey’ pidió por su familia. Jorge Castillo, el denominado “Rey de La Salada”, se negó a declarar en la causa que lo investiga como jefe de una asociación ilícita que amenazaba y extorsionaba a puesteros de esa feria, y pidió a la Justicia protección tanto para él como para sus familiares también detenidos.

Castillo fue indagado por el fiscal Sebastián Scalera. Por recomendación de su defensa, el Rey de La Salada no quiso ser interrogado, tras lo cual le solicitó a Scalera “un resguardo de integridad física tanto para él como para los miembros de su familia que también están detenidos”. Según Castillo, un detenido le dijo: “Tené cuidado que alguien te va a hacer una maldad”.