Despistar. Desviar la atención. Esa pareciera ser la clave para que una fuga sea exitosa. En la reciente huida de Marcos Paz, los escapistas habrían provocado un corte de luz para sortear, sin problemas, los tres cercos de la Unidad. Gabriel “Larry” Figueroa (28), condenado por el secuestro y asesinato de Matías Berardi, y Luciano Campos (32), un convicto que casualmente se había fugado de Ezeiza, escaparon en los primeros minutos del domingo pasado, en medio de la transmisión del Superclásico entre River y Boca. La noche anterior, muchos de los internos alojados en el pabellón 2 del Módulo II habían pedido autorización para poder ver el partido en el Salón de Usos Múltiples (SUM) del penal. Lo que se sospecha es que la fuga habría sido planificada con antelación, sabiendo que la atención iba a estar concentrada frente al televisor.
Según fuentes consultadas por PERFIL, el corte de luz habría facilitado la fuga de Figueroa (por quien el Ministerio de Justicia ofrece una recompensa de 200 mil pesos) y Campos. Como nadie cree en las casualidades, los voceros reconocieron que están investigando si otros detenidos provocaron una baja de tensión para que no se activaran los sensores de movimientos. Lo cierto es que los evadidos salieron por una ventana del SUM, situación que llamativamente no habría sido advertida por los guardias que estaban apostados en el sector. Como el hueco no era muy grande lubricaron sus cuerpos con shampoo. Después cortaron los alambrados y en pocos minutos ganaron la calle. Cerca de la medianoche siguiente tomaron rehenes en un country de Cañuelas. La última pista se pierde en el cruce de la Ruta 3 y el Camino de Cintura, en la localidad de González Catán, donde liberaron a sus víctimas y escaparon en la camioneta de ellas. Anoche, los padres de Berardi encabezaron una protesta en el Obelisco reclamando la captura de “Larry”, un hombre de máxima peligrosidad.
