POLICIA
Lo confirm un estudio de ADN

Descubren que contador fue asesinado por su hijo

El adolescente, de 15 años, siempre manifestó ser inocente aunque estaba detenido. Ahora, ante la contundencia de la prueba, quedó como principal acusado. La víctima era Luis Giménez Gambetta.

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Los restos de piel hallados debajo de las uñas del cadáver del contador salteño Luis Giménez Gambetta, que determinaron que se había defendido de su asesino, pertenecen a su hijo de 15 años quien está detenido como principal sospechoso, informaron fuentes judiciales.

La confirmación fue lograda mediante los análisis de ADN practicados a los restos de piel que fueron comparados con el patrón genético del adolescente, quien siempre manifestó ser inocente del crimen de su padre, que fue asesinado de nueve puñaladas el 18 de noviembre del año pasado, en su casa de la capital salteña.

El juez de Instrucción Formal de Octava Nominación de Salta, Sergio Miranda, había enviado 10 muestras al Servicio de Huellas Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, para comparar con saliva del hijo de Giménez Gambetta.

Los resultados llegaron hoy a Salta y, según fuentes policiales, cuatro fueron positivos mientras que a la quinta se la consideró insuficiente para la concreción del examen de ADN. De esta manera, quedarían prácticamente confirmadas las sospechas que indican que el asesino del profesional salteño fue su propio hijo.

Luis Giménez Gambetta, de 42 años, recibió nueve puñaladas en distintas partes del cuerpo, cuando estaba en el interior de su vivienda, en la calle Los Cardones 331, del barrio residencial Tres Cerritos, de la zona norte de la capital salteña, el sábado 18 de noviembre pasado.

Durante el ataque, Giménez Gambetta se escapó de su agresor y logró encerrarse con llave en su dormitorio, desde donde llamó al sistema de emergencias 911, para alertar de lo que había sucedido.

Con el último aliento. La víctima llegó a balbucear que lo habían atacado y que se estaba muriendo, y con su último aliento le dio al operador de turno la dirección en la que habían ocurrido los hechos, pero nada pudo decir sobre él o los autores.

Cuando la policía llegó al lugar, halló al hombre muerto tirado boca arriba en el suelo de su habitación. Los peritos determinaron inmediatamente que el crimen se había cometido con un cuchillo de cocina de la casa que fue encontrado en el lugar. Allí también estaba el hijo mayor de la victima, quien afirmó a los pesquisas que habían sido víctimas de un asaltante.

Tres días después del hecho, el juez ordenó la detención del adolescente como único sospechoso en la causa, y quedó alojado en la Brigada de Protección al Menor y la Familia. El chico siempre adujo que ese día un hombre llamó a la puerta, ingresó a la casa, tomó un cuchillo de un cajón de la cocina y los agredió, y que el padre fue asesinado cuando intentaba defenderse.

Las pericias policiales nunca pudieron establecer la presencia de una tercera persona en la escena del crimen, y del lugar se secuestraron prendas de vestir del detenido, manchadas con sangre, entre otras cosas que al juez lo llevaron a sospechar del chico.

Las contradicciones en las que incurrió el adolescente en sus declaraciones, las primeras pericias psicológicas y el secuestro del cuchillo con el mango totalmente limpio también fueron determinantes en la marcha de la investigación.

La llegada de estas pruebas de ADN motivó al magistrado a adoptar una serie de medidas que incluyen la declaración informativa de la hija menor del contador asesinado y nuevas pericias psicológicas y psiquiátricas al detenido y a su madre, Elena Moreno.

El fiscal en la investigación es Eduardo Barrionuevo, mientras que los defensores del hijo de la víctima son Esteban Martearena y Luis Salim, y la asesora de Menores e Incapaces, Yolanda Bagardi.