Ricardo Russo (55) no es un preso más en la cárcel de Ezeiza. La jueza Martínez Vega que le dictó la prisión preventiva ordenó que se le realicen controles especiales y detalló lo que el acusado tiene prohibido hacer en prisión. Las visitas, las comunicaciones y los aparatos tecnológicos estarán en la mira.
El pediatra fue alojado en la alcaidía porteña y luego de que le dictaran la prisión preventiva, el jueves 30 de mayo por la noche, quedó a cargo del Servicio Penitenciario Federal (SPF).
En la resolución la jueza le impuso algunos cuidados y prohibiciones. Por ejemplo, Russo deberá estar alejado de computadoras y celulares.
“Debiéndose notificar a las autoridades penitenciarias pertinentes que esta prisión preventiva decretada conlleva la expresa prohibición del acercamiento y utilización por parte del acusado de computadoras o teléfonos denominados ‘smartphones’, como así tampoco a cualquier tipo de dispositivo vinculado con la transmisión de información digital y/o analógica”, detalló.
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Con respecto a las comunicaciones telefónicas con familiares (un derecho que tienen los detenidos), Martínez Vega detalló que deben estar monitoreadas por personal de la unidad penitenciaria. No solo se deberá identificar a quién pertenece el número al que se quiera llamar, sino también el guardia a cargo deberá escuchar la conversación ya que Russo tendrá prohibido referirse a claves o casillas electrónicas.
Los mismos recaudos se deberán tener con las visitas presenciales. Esas charlas también serán vigiladas. Todo lo que esté relacionado con lo virtual está vetado para el pediatra por cualquiera de los canales en los que se pueda desarrollar. Todas estas medidas tienen el objetivo de que ninguna persona del entorno pueda ingresar a alguna de sus cuentas o dispositivos para borrar, modificar u alterar algún material que pueda comprometerlo en la investigación.
