POLICIA
a solas con la mujer del capo narco

“La policía le temía”, dice la viuda del líder de Los Monos

Lorena Verdún fue absuelta esta semana en el histórico juicio a la banda. Abre las puertas de la casa en Rosario y cuenta toda su verdad.

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Mural. El retrato de Pájaro, un símbolo del barrio donde se crió. | Valeria Cantor

“Dios lo puso en la tierra para algo. Acá nadie se olvida de él”. Lorena Verdún reflexiona parada frente a la imagen del padre de sus tres hijos, Claudio “Pájaro” Cantero, acribillado por sicarios el 26 de mayo de 2013. El mural, que ella misma mandó a pintar, decora una de las paredes de la canchita de fútbol donada al barrio por la familia Cantero. La misma que recibe la asistencia masiva de los vecinos cada 25 de noviembre: la viuda continúa la tradición de festejar el cumpleaños del mítico líder narco de Rosario con hamburguesas y gaseosas para todos. No es casualidad que Pablo Escobar halla sido el ídolo de su ex.

—¿Por qué elegiste “Ciudad de Dios”?

—Porque a Pájaro le encantó la película. Viajó a Brasil y quiso conocer una favela. Como ustedes quieren venir acá, él quiso ir a ver cómo era allá. Fue en helicóptero.

A ese destino lo acompañó su pareja en 2012, Mercedes Paz –hermana de Martín “Fantasma” Paz, cuyo homicidio fue adjudicado a Los Monos–. “Cuando se empezó a acercar a esa familia, Pájaro cambió”, asegura Verdún. Sostiene que Luis Paz, el padre de Mercedes y Martín, fue quién ordenó ejecutar al hombre que conoció “en el baile”, cuando ella tenía 17 años y él 14.

—¿Cómo fue ese primer encuentro?

—Yo me crié en el 17 de Agosto y él vivía en La Granada (dos barrios del sur de Rosario), pero nunca lo había visto. Después del baile, me lo empecé a cruzar en la calle. Antes acá había todo un descampado y había un pibe que me perseguía y a mí me daba miedo. Pájaro vio eso, me subió en la moto y me llevó. Así empezó la relación. Al año, quedé embarazada y nos juntamos. Tenía 15 años cuando fue papá de Daiana. Todos dicen que yo estaba resentida porque me dejó por Mercedes. No saben nada, yo lo dejé porque Pájaro empezó a salir con otra chica cuando mi segundo hijo, Luciano, tenía pocos meses. Lo eché de la casa. Eso generó discordias con la familia, porque yo nunca quise aceptar eso por honor, vos no podés estar viviendo con una persona sabiendo que está con otra.

—¿Cómo era Pájaro?

—Yo siempre lo quise a Pájaro, y lo voy a seguir queriendo. Estuve 11 años con él, tengo tres hijos, el problema que siempre tuvimos es que era mujeriego, lo seguían las pibas a full, ese era su único defecto. Siempre me andaba peleado por todos lados y al él no le gustaba eso. No le gustaban los problemas ni discutir. Me decía: “Comportate como una señora”. El era re bueno, un pibe humilde, siempre de barrio. Era muy querido, en todos lados te hablan bien de él. Siempre ayudaba a la gente, no era mezquino ni egoísta. Y te lo dicen en todos lados, porque él se juntaba con todo tipo de personas, de baja, de media y alta sociedad. La policía le tenía miedo. Decían que era el más asesino, que con él no se jodía, que era el líder. Si el Pájaro hubiera sido un narco tan grande, habría tenido alguna causa federal y nunca tuvo. Si al Pájaro le hacían análisis, no le encontraban una gota de droga. Yo tengo tres hijos, la que falleció era distinta. Nunca traía un problema, la que iba a la escuela sin que uno le esté andando atrás, no salía a la calle, no se mezclaba con nadie, no parecía hija de nosotros. Ella era igual que el padre.

Daiana Cantero, de 16 años, murió en septiembre de 2016 en un choque cuando se dirigía a visitar a su tío Guille a la cárcel de Rawson. Lorena aún guarda sus vestidos y la corona que usó en su fiesta de 15 y casi no pisa la habitación rosa que le construyó en la planta alta de la casa, donde la niña guardaba fotos con su padre y su novio. Sus cumpleaños también se festejan en la canchita.

—¿Cómo viviste la evolución del Pájaro?

—Cuando estuvo conmigo, nosotros íbamos a La Salada a comprar ropa para vender y él, además, andaba con carro de caballo. Nunca tuvo gran cosa. Cuando estuvo con Mercedes, no cambió la personalidad pero se empezó a juntar con gente que no me gustaba, ligada a Luis Paz. Yo le decía que le iban a traer problemas, que lo iban a hacer matar. Pero él siempre fue confiado... Ahí empezó a cambiar el estilo de vida y empezaron los problemas. Ya no se veía mucho en el barrio.

—¿Por qué existiría un ensañamiento con ustedes?

—Nunca lo entendí. Porque si ves el noticiero, siempre matan gente. ¿Cómo puede ser? ¿La única familia que hace todo es la nuestra? Como que somos los asesinos, los que sacan casas, los que venden droga... Tenemos el cartel de todo, si en todos lados y cualquiera vende droga, vas a la calle y ves a todo el mundo que está vendiendo droga. ¿No lo ven a eso? Acá viene el helicóptero, nos sacan fotos, nos espían por el portón. No nos van a dejar vivir tranquilos, a veces me dan ganas de irme a la mierda, pero tampoco me puedo ir y dejar todo. Mi hijo tiene 15 años, cuando crezca y se enteren que es Cantero, ahí lo va a empezar a parar la policía, la Gendarmería, que te pega y te lleva sin motivo, como le pasó a mi cuñada Elizabeth, que la molieron a palos y creo que la mataron los guardias en la cárcel y no las internas. Le hicieron vivir un calvario. Hay un ensañamiento con la familia Cantero que si te llevan, no sabés si volvés. Pájaro tenía otro temple. No sé qué le decía a la policía, pero lo dejaban ir.

—Hay una foto en la que se ve a Claudio con un arma, ¿era algo común?

—Yo lo vi, pero estaba con esa gente que era del entorno de Mercedes. El arma era real, andaban todos alcoholizados en la canchita. Fui con mi hija mayor y le dije si no le daba vergüenza andar haciendo esas cosas y lo llevamos a la casa de mi suegra.

—¿La familia Cantero se dedica a la venta de droga?

—No. Siempre se dijo. Ahora, yo no voy a poner las manos en el fuego por nadie porque, vamos a ser realistas, no somos santos. Hay escuchas en las que se habla de búnkeres pero no es la voz de Guille y mi cuñada, Vanesa, su mujer, tiene una causa federal. Pero acá no hay droga, acá la droga la pone la policía, yo vi cuando se lo hicieron a mi suegra. Acá, sinceramente, todo el mundo vende droga y ese era el problema, que nosotros no queríamos que vendan porque nos caían a los Cantero. Cada uno puede hacer lo que quiere de su vida, pero acá, donde nosotros vivimos, no. Si toda la policía está sobre vos y te tienen como el narco más grande, vos no vas a tener la droga en tu casa. Están, a toda costa, tratando de meternos las cosas encima. Cuando me entero de que va a haber un allanamiento, yo me voy, para que no me metan la droga. Ahora cambió la policía.

—¿Qué pensás del enfrentamiento entre los Funes y los Camino?

—Hay muertes, pero muertes hay en todos lados, no sé si es tanto entre ellos, capaz entre ellos se mataron a alguno, pero cada vez que hay una muerte se la tiran a ellos. Está pasando como a nosotros. De hecho, la gente todos los días se mata porque la gente está loca. Se matan por cualquier cosa. No es como antes que uno se agarraba a las piñas, ahora cualquiera tiene un revólver.

“No sé para qué hicieron el juicio si ya sabíamos que los iban a condenar”

Cada cumpleaños de Claudio “Pájaro” Cantero es sinónimo de fiesta en la canchita La Granada, donde los Cantero celebran el natalicio con comida, bebida, cotillón y souvenir estampados con el rostro del líder de Los Monos.

—¿Qué se decía en el barrio de ‘Pájaro’?

—Que tenía mucha plata y puede ser que llegue a ser verdad porque Mercedes (última pareja de Cantero) tiene un montón de cosas. Ellos estuvieron generando plata. Todo el mundo sabe que el padre maneja toda la droga en Santa Fe, la distribuye a distintos lugares. Acá, en Rosario, no lo puede hacer porque se siente perseguido por los Cantero.

—¿Recibiste amenazas?

—No. Recibí un papel cuando lo mataron a “Pájaro”, con una foto de él, diciendo que me vaya. Después, nunca más. Yo no tengo miedo y, en realidad, si me va a pasar algo, me va a pasar en cualquier lugar. Me ofrecieron custodia, pero no quiero. Yo sé que como estoy hablando, pueden querer meterme en algo. Yo tengo una causa federal y me van a indagar por lavado de dinero, por eso me cuido mucho con quién hablo, con quién estoy, para que no me metan en nada. El que me puede mandar a hacer algo es el Viejo Paz, pero yo no me voy a ir a ningún lado, me tengo que hacer cargo de mis hijos. Solo lo lamentaría por ellos, pero si me tiene que pasar algo, que me pase. No voy a cambiar mi vida. Voy a seguir adelante, ya está, ya perdí a mi hija. ¿Qué otra cosa me puede pasar? ¿Matarme? (Se ríe).

—¿Cómo es vivir con tanta muerte alrededor?

—Es re feo. Hay una frase que dicen: “Cayó en desgracia la familia”. Y es verdad.

—¿Qué te parecieron las condenas?

—Malas. Desde el principio, sabíamos que los iban a condenar. No sé para qué hicieron juicio.

—¿Cómo lo recibieron ellos?

—Ellos están mal. “Guille” y “Monchi” se reían de los nervios. Mi suegro va a salir, pero está mal por el hijo. La condena más alta es de 25 años y le dieron 37, nunca se vio. ¿Qué quieren hacer? No existe la asociación ilícita. Las escuchas son de droga, debería ir a la Justicia Federal.

—¿Hay Justicia para una banda y para otra no?

—Porque para la Justicia nosotros somos una banda. Se taparon muchas cosas: escuchas, que el “Viejo” (Luis Paz) arregló con jueces y sacaron muchas cosas. El “Pollo” (Ba-ssi) fue el que buscó los sicarios y les pagó. Fue el que negoció con Luis Paz una noche que se juntaron en un galpón y organizaron el asesinato. Paz planeó el homicidio cuando viaja con Vienna al evento de box a Estados Unidos.