POLICIA
entrevista a Maria elena delgado, la mama

Nueve años sin Sofía: “La vimos crecer en un afiche y eso duele”

Pese a que no hay pistas ni sospechosos, sus padres no pierden la esperanza de encontrarla. La habitación de la nena, que tenía 3 años cuando desapareció, está intacta, y hasta guardan su ropa sucia y los juguetes.

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Recuerdos. Fabián Herrera y María Elena Delgado posan en el dormitorio de Sofía con sus juguetes y la hermanita que aún no conoció. | familia herrera

Hace nueve años que no la ven, que no la escuchan, que no saben cómo está ni qué le pasó. Pero igual Sofía Herrera está presente en cada rincón de su casa en Tierra del Fuego. Su habitación está intacta, y sus juguetes de cuando tenía 3 años siguen ahí aunque hoy tiene 12. Su ropa sucia, con su olor, sigue guardada en una bolsa “por si se necesita en algún momento”.  La familia Herrera sigue adelante, pero estancada en el 28 de septiembre de 2008, cuando la nena desapareció de un camping de Río Grande.

Ese día lo recuerdan, lo repasan, y aún hoy no encuentran explicación ni indicios por donde buscar. Aún no se sabe qué pasó con Sofía. “Según la investigación, a Sofi se la llevaron, al azar. Y fue alguien desconocido para nosotros. La conclusión es que estuvimos en el lugar y el momento equivocados. Nunca más acá volvió a pasar algo como el caso de Sofi”, cuenta a PERFIL María Elena Delgado, mamá de la pequeña. Pero a pesar del inmenso vacío que siente, la mujer reconoce que sigue de pie y con fuerzas por su otra hija, Giuliana, que nació cuatro meses después de la desaparición de su hermana. “Es nuestro cable a tierra; si no, no sé como hubiésemos seguido”, reconoce.

“Sofía está presente todo el tiempo en la casa. Su habitación está intacta, guardamos sus juguetes y hasta tengo ropa sucia de ella guardada en bolsas por si se necesitan en algún momento. La recordamos todo el tiempo, y en lo cotidiano Sofi está presente. Giuliana pregunta y nos plantea por qué no pudo conocer a su hermana, por qué tuvo que desaparecer, por qué no pudo escucharla. Son todas preguntas que me parten el alma y que a veces no sé cómo responderlas”, asegura María Elena.

“Giuli tiene 8 años y al principio no decía nada, no hablaba del tema, pero ahora sí y pregunta. Yo hago lo que puedo e intento hacer lo mejor. Intento que Giuliana crezca con la ausencia de su hermana pero que no le afecte tanto. Es parte de su realidad y lo que le tocó en su vida”, destaca la mujer con resignación. “Cuando era más chiquita yo no la dejaba usar los juguetes de Sofi; después entendí que también era la manera de Giuliana de encontrar a su hermana. Ella agarraba un teléfono y decía: ‘Hola, Sofi, ¿me prestás tus juguetes?’, y después me decía a mí: ‘Sofi me los presta’”.

La causa. Hace un mes se publicó la progresión de la imagen de Sofía con sus actuales 12 años. Ya casi se la ve sin rulos, no tiene flequillo y se ve la fisionomía de una adolescente que ya dejó atrás su aspecto de bebé. “Cuando la vi por primera vez me impresionó, me impactó. Me costó reconocerla y me llevó unos días amigarme con esa imagen. En mi cabeza sigue dando vueltas la imagen de Sofi con 3 años, y es como que todavía la busco así”, se conmueve María Elena. “Yo podría habérmela cruzado por la calle y no haberla reconocido. Son muchos cambios. Hay chicos que en la adolescencia tienen cambios marcados y creo que es lo que está pasando con Sofi. Durante todo este tiempo nosotros la vimos crecer en un afiche y duele mucho”.

La mujer recorrió durante estos años 21 provincias argentinas hablando de su hija, buscándola y mostrando la imagen de la nena “para ver si alguien la vio y puede decirnos algo que nos ayude a encontrarla”.

“Es mucho el tiempo que ha pasado y el que hemos buscado. También ha pasado de todo en la causa, nos han llamado de casi todas las provincias diciendo que la habían visto y cuando se llegó a esa nena no era. Se trabajó muchísimo. Yo por las redes sociales recibo fotos, las chequeamos. Hace unas semanas corroboraron a través de las huellas dactilares que una nena que se sospechaba que era Sofi al final no lo era. Cada vez que tenemos una negativa, decimos que la próxima puede ser ella”, se ilusiona y no pierde las esperanzas.

“Lo que necesito –pide la mamá– es que la imagen de la foto se mantenga vigente y mostrándose en las distintas provincias, en escuelas y registros civiles, para ver si alguien la ve y de una vez recibimos ese llamado que nos diga que la encontraron. Mientras no aparezca, hay que seguir buscándola”.