POLICIA
el caso de la oficial de la marina

Pasaron 200 días de una muerte en alta mar y no hay pistas firmes

El 7 de enero pasado Teresita Torres fue encontrada asfixiada en el camarote del buque “Punta Médanos”. Dudas e interrogantes.

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Oficial. Fue hallada asfixiada con una soga y ganchos débiles para sostener un cuerpo. | cedoc

Teresita Torres Alvarenga lo supo desde temprano: quería ser navegante como su hermano. El sueño comenzó a los 11 años y se hizo realidad 15 después. Se graduó con un promedio casi perfecto en la Marina Marcante; un 9,5 que le permitió volver a embarcar al Punta Médanos, un buque pesquero que se dirigía a Comodoro Rivadavia. Pero Teresita nunca llegó a destino. La encontraron ahorcada en su camarote en el barco de la empresa Antares Naviera, cuando surcaba el mar a la altura de la milla 23, frente a las costas de Villa Gesell.

Ocurrió el 7 de enero de 2017. 200 días más tarde, la Justicia no logra determinar si se trató de un suicidio o un homicidio. En cambio, su familia no duda: cree que “la mataron” (ver aparte).

Ante las dudas y las falta de certezas, el caso también es investigado como femicidio por la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), a cargo de Mariela Labozzetta, que intenta llegar a una conclusión junto al fiscal de la causa, Juan Pablo Curi, caratulada como “muerte dudosa”.  

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Por su lado, el abogado de la familia, Ricardo Omar Silva, marcó inconsistencias en la investigación. “No le hicieron el hisopado en uñas”, destaca en diálogo con PERFIL. Otro punto que genera dudas son los ganchos que sostenían la soga que habría utilizado, en apariencia, demasiado delgados para sostener un cuerpo.

Ese día, Teresita debía cumplir su guardia de  8 a 12. No se presentó y la dejaron dormir. Una decisión que, para Sosa, representa un punto negro en la trama. “Alrededor de las 8.55, abrieron la puerta de su camarote con una llave maestra, a pedido de un bombero que viajaba a bordo”, indica el abogado. “Su llave, nunca se encontró”, destaca.

Los cuestionamientos se extienden a la autopsia. “No se realizaron hisopados de región genital a fin de descartar fehacientemente la presencia de secreciones. Tampoco se realizó hisopado subungueal (debajo de las uñas) en la búsqueda de restos de piel de supuesto agresor”, indica un informe elaborado por la querella.

El cuerpo, asimismo, se entregó al hermano con demasiada premura. “Lo ideal hubiera sido que se conservara en cámara frigorífica en la morgue y no expuesto a la putrefacción”, destaca el documento.

Otro punto critica que el informe de autopsia “constata lesión en vasos de cuello pero no se describen en detalle las mismas ni se enviaron a estudio histopatológico”. Además, “se hace referencia a ausencia de lesiones en miembros superiores e inferiores. Sin embargo en Consideraciones Médico Legales se describe ‘excoriaciones en región anterior de la pierna derecha y rodilla izquierda, compatibles con lesiones producidas en el episodio de ahorcadura o al descender el cuerpo’”. “¿Por qué se descarta que fueran lesiones de defensa? ¿El cuerpo colgado estaba cerca de alguna pared o mueble contra el cual pudiera chocar? Tampoco se enviaron estas lesiones a estudio histopatológico para intentar determinar signos de vitalidad de las mismas”.

El informe médico de la querella concluye que “la muerte se produjo muy poco tiempo antes de ser encontrado el cuerpo y descolgado para intentar la reanimación. El plazo necesario para que las livideces se modifiquen y cambien de lugar en caso de moverse el cuerpo son muy discutibles y consideradas poco útiles para determinar con certeza la hora de la muerte, pero sí es indudable que, de haberse encontrado efectivamente el cuerpo suspendido, se lo bajó y recostó muy poco tiempo después de la muerte. En caso de haber concurrido inmediatamente al camarote para investigar porqué no se había presentado la occisa, en lugar de ‘dejarla descansar’, tal vez se hubiera podido evitar la muerte”.

Por último, llama la atención sobre “una aparente lesión excoriada en labio inferior, de la occisa en el suelo, tomada desde los pies hacia arriba. Si bien no es concluyente, podría corresponder con una mano que hubiese apretado la boca para evitar que gritara o eventualmente sofocarla”.


“Me dijo que no le gustaba el capitán”, contó su mamá

Teresita Torres Alvarenga se graduó en octubre y volvió a su casa en Corrientes, hasta que volvió a embarcarse el 20 diciembre. “Estaba muy contenta, entusiasmada. Por eso no creemos que se haya suicidado”, contó a PERFIL su mamá, Cirila. El contacto no se perdió mientras la joven navegaba.

—¿Qué cree que sucedió?

—Yo pienso que le hicieron algo porque ella se fue contenta. Ilusionada, cómo siempre. No creemos que se haya suicidado.

—¿Piensa que pudo haber estado presionada?

—Ella me dijo, en un momento, que la presionaban mucho

—¿En qué sentido?

—Y, en que se le reían, se le burlaban. Teresita me dijo: “Mamá, hay cosas que yo no sé, les pregunto y se burlan”. Es un ambiente

machista, pero ella ya estaba acostumbrada.

—¿Hubo algún mensaje en el celular que le llamó la atención?

—Me dijo que no le gustaba el trato del capitán del barco. —¿Cómo se comportaba?

—Maleducado, atrevido.

—¿Le habló, además de las burlas, mencionó situaciones de acoso sexual?

—No, porque ella sabía que había ciertos temas que no se podían hablar por teléfono cuando estaba embarcada. Cuando estaba conmigo, me contaba.

—¿Y qué le contaba?

—Me contó que había otra chica, en el viaje anterior, a la que acosaban, pero a ella no. Sus compañeros decían “no hay que joder con Teresita, porque Teresita es brava”. Cuando había algo que no le gustaba, no se quedaba callada. Ella se fue tan contenta, tan contenta. Me dijo, “Mami, te voy a traer un perfume lindo, que a vos te gusta”.