POLICIA
Narcotráfico internacional

Un arrepentido involucró a Chicho Serna como testaferro del Cartel de Calí en Argentina

Por primera vez, un narco arrepentido contó cómo José Byron Piedrahita Ceballos, un importante miembro del cartel de Calí, inyectó dinero ilícito en Argentina, con ayuda de Chicho Serna y la viuda de Pablo Escobar.

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Pez gordo. Byron Piedrahita fue capturado en su casa de Antioquia. | septima division del ejercito de colombia

Un narco colombiano arrepentido reconoció que el cartel de Calí lavó plata en el país, a través del colombiano José Bayron Piedrahita Ceballos, hoy recluido en una prisión de Estados Unidos. Bajo la figura de “testigo colaborador” dio detalles a la justicia argentina de cómo “El Árabe” envió parte de su fortuna a este país con la finalidad de lavar activos producto del narcotráfico: unos 3,5 millones de dólares.

A raíz del testimonio, esa cantidad de dinero será decomisado, en calidad de acciones por orden del juez federal de Morón Néstor Barral. El número representa menos del 10 por ciento del capital total obtenido por el estanciero, a raíz de su actividad dentro del esquema narco mundial.

Argentina fue uno de los destinos que tuvo esa riqueza “contaminada” y esa fue la trama revelada por los fiscales locales que desencadenó su detención en la madrugada del 28 diciembre de 2017, en su lujosa hacienda “La Contadora” en Antioquia, Colombia. La investigación fue coordinada con la DEA, el gobierno colombiano y Estadounidense. La AFI, la UIF y Gendarmería también fueron parte del operativo.

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La persona que dio detalles de esos movimientos también habló de las maniobras llevadas a cabo a través de su principal socio en el país, el emprendedor inmobiliario Mateo Corvo Dolcet (sindicado como el lavador organizador) quien -según indicó el testigo- no desconocía el origen de las divisas ni el pasado narco de Piedrahita Ceballos en el cartel de Cali.

En esas operaciones, de inyección de activos en bienes inmuebles y en acciones y sociedades dedicadas a diferentes rubros, habría sido clave el rol de la viuda de Pablo Escobar y de su hijo, quienes fueron señalados como el nexo entre “El Patrón de Caucasia” y el emprendedor argentino. “Ellos -por María Isabel Santos Caballero y Sebastián Marroquin Santos- estaban al tanto de todo". Incluso, la hermana de María Isabel trabajó con Piedrahita Ceballos."Lo que no sabían es que es había peleado con Escobar y que había matado a sus hermanos”, dijo el testigo.

El colaborador también hizo un párrafo aparte para el futbolista Mauricio “Chicho” Serna, a quien sindicó como el testaferro del ex jefe de la Oficina de Envigado conocido como “Rogelio” (Carlos Mario Aguilar), a quien Piedrahita conoció en la organización. “La Oficina”, creada por Pablo Escobar, administraba las cuentras del narcotráfico, incluso tras de la muerte del capo. El ex futbolista también está acusado de haber colaborado en la estructura de lavado narco que se erigió en Argentina.

Piedrahita Ceballos, alias “El Árabe”, es mucho más que el narco detrás del tradicional Café de los Angelitos porteño. Su figura se eleva hasta ocupar un lugar privilegiado en la historia de los grandes capos colombianos: fue la mano derecha de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, jefes del poderoso cartel de Cali, en guerra feroz con el cartel de Medellin del legendario Pablo Escobar Gaviria.

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El testigo colaborador en la causa -que instruyen el fiscal federal de Morón, Sebastián Basso, la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), a cargo de Diego Iglesias y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), coordinada por Mario Villa- relató que el reconvertido ganadero colombiano tuvo relación, además, con el cartel del Norte del Valle e incluso, llegó a trabar una relación de confianza con Diego Fernández Murillo, más conocido como “Don Berna”, el jefe de sicarios del cartel de Medellín. Según el testigo, Murillo evitó que Piedrahita sea asesinado por la facción enemiga, que había puesto precio a su cabeza.

Tal fue su peso en la mega estructura narcocriminal que, en 1994 y tras la muerte de Escobar, participó, junto a los hermanos Rodríguez Orejuela y otros conocidos narcotraficantes, de la reunión que definió la paz entre los carteles y la continuidad del negocio. En esos encuentros también asistía la viuda de Escobar, María Isabel Santos Caballeros, quien se refugió en Argentina, tras la debacle de su marido, junto a su hijo Sebastián Marroquín Santos.

En ese mismo momento, el 80 por ciento del tráfico de drogas pasó a manos del Cartel de Cali, indicó el colaborador.

Para ese entonces y desde fines de los años ´80, Piedrahita Ceballos, también conocido como “El Patrón de Caucasia”, había “amasado una incalculable fortuna ilícita”, destacó el testigo que refirió que el dinero fue invertido -y de esta manera acrecentado- por medio de empresas vinculadas con la ganadería. El reconvertido ganadero dirigió un laboratorio con “una capacidad de producción de hasta 500 kilogramos diarios, lo que le significaba un ingreso de entre 50 y 60 millones de pesos colombianos (una ganancia de aproximadamente U$S 50.000 por día)”.

Todo ese dinero fue introducido, de a poco y a lo largo de los años, de manera formal en su patrimonio. Una vez que adquirió la apariencia lícita, fue utilizado para el armado de un conglomerado empresario. En resumen, comenzó a dar sus primeros pasos en el blanqueo de capitales en el rubro predilecto para los narcotráficantes: la ganadería. También en la adquisición de bienes inmuebles, por supuesto, con procedimientos irregulares típicos como la compra a costos irrisorios y pagos en negro.

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"El Árabe" fue incluido en la “Foreign Narcotics Kingpin Act", la lista negra de aquellas personas que despliegan un papel importante en el tráfico de drogas internacional. En la actualidad, se encuentra detenido en los Estados Unidos de América por un delito de corrupción. Basso, Iglesias y Villa pidieron la prisión preventiva por sus delitos cometidos en este país. También su extradición a Colombia y el decomiso que Barral, finalmente, concedió tras las revelaciones del testigo colaborador.