La familia del empresario Franco Andreola recibió la primera prueba de vida desde que fue
secuestrado en el barrio porteño de Barracas y accedió al pedido de los captores de sacar
a la policía de su casa para que avancen las negociaciones. Así se puso algo del alivio a la
creciente preocupación por la falta de comunicación con los captores.
La prueba de vida del empresario, que ya lleva 12 días en cautiverio, se recibió el viernes
pasado y consistió en un cassette dejado en la zona sur del conurbano donde el propio Andreola
daba el resultado del partido que minutos antes Los Pumas le ganaron a Francia 17 a 12 por
el Mundial de Rugby.
La grabación
tranquilizó tanto a la familia como a los propios investigadores, ya que uno de
los temores era que los captores hubieran asesinado al empresario cuando se dieron cuenta de que no
habían capturado a Raúl Derudder, dueño de Flechabus y quien sería el
verdadero objetivo del secuestro.
Además, el fin de semana anterior había fracasado una supuesta prueba de vida que los delincuentes dijeron haber dejado en un puesto de la zona sur del conurbano y que nunca fue encontrada.
Desde que Andreola fue secuestrado, los captores sólo se habían comunicado con la familia en dos oportunidades: una para anunciar que tenían el empresario en su poder y pedir un rescate 500 mil dólares y otra para anunciar que habían dejado una prueba de vida.
Ahora, la familia de Andreola accedió a una exigencia de los delincuentes y pidió a los detectives de la División Antisecuestros de la Policía Federal que trabajaban en el caso que se vayan de su casa del barrio Inglés de Caballito para poder así avanzar en las negociaciones.
El secuestro ocurrió hace dos miércoles, cuando un grupo de
empresarios del transporte de larga distancia se encontraba cenando tras una
reunión en un quincho de la firma El Rápido San José, que pertenece a la compañía Flechabus y se
encuentra en Barracas.
En medio de la cena,
al menos siete delincuentes ingresaron al lugar y amenazaron con armas a todos los
presentes, a quienes les sustrajeron dinero y teléfonos celulares. Pero luego preguntaron
quién era el dueño del Mini Cooper que estaba en la puerta y se llevaron a
Andreola, que vende en la Argentina las carrocerías de origen brasileño Busscar.
La hipótesis inicial es que los secuestradores se equivocaron de persona, ya que Raúl Derudder, uno de los dueños de la empresa Flechabus, había vendido dos días antes un Mini Cooper igual al que tiene Andreola.
La sospecha se confirmó el miércoles de la semana pasada cuando los secuestradores se
comunicaron para decirle a la familia: "
Si no tienen la plata, pídensela a Raúl Derudder".
Fuente:
Télam