Desde su asunción como jefe de Gabinete hace ya cinco años, Alberto Fernández se dedicó a
anunciar y respaldar las medidas del Gobierno, y a defender a muchos de sus
funcionarios, primero de Néstor Kirchner y luego de Cristina Fernández de Kirchner. Fue el
principal vocero de ambos presidentes.
Desde el comienzo fue uno de los encargados de manejar la caja del Ejecutivo, y
su poder creció gracias a las facultades extraordinarias que le brindaron durante
su gestión la posibilidad de reasignar partidas presupuestarias, en lo que se dio en llamar los
“superpoderes”.
Este poder y manejo del dinero oficial le
hizo confrontar con el otro funcionario del Gobierno que tampoco dejaba de
acumular fuerza política: el ministro de Planificación,
Julio De Vido. Fernández representaba al kirchnerismo en la Ciudad de Buenos Aires
y De Vido al kirchnerismo de Santa Cruz, dos bloques que siempre se disputaron el poder en una
feroz interna.
Tras una nota de la Revista Noticias que lo mostraba como el hombre encargado de proteger a los
Kirchner de los ataques mediáticos, Fernández replicó: "
Es maravilloso que me llamen el comisario político de Kirchner".
El jefe de Gabinete
fue atacado por su rival cuando el oficialismo cayó en las elecciones porteñas y
De Vido también aprovechó para manifestar su malestar cuando aparecieron las denuncias contra la
secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, a quien el mismo Fernández se encargó de defender
ante los medios.
Tras el triunfo de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires, Fernández lanzó: "Les pido a los porteños que dejen de votar como una isla". La frase generó polémica y rechazo del electorado porteño.
En julio de 2007, Fernández apareció en una conferencia de prensa junto con Picolotti para respaldar a la secretaria de Medio Ambiente de los ataques del diario Clarín, que la denunciaba por presuntas irregularidades en su gestión. " Todo lo que se dijo es falso", había sentenciado Fernández, que agregó tajante que se trataba de "una enorme estafa intelectual".
La enérgica defensa de Picolotti le valió un repudio del Foro de Periodismo Argentino (Fopea)
por las agresivas respuestas del funcionario contra el periodista de
Clarín.
Fernández
también defendió a la ex ministra de Economía, Felisa Miceli, luego de que se
descubriera en el baño de su despacho la famosa bolsa con dinero. Su renuncia fue un nuevo golpe
para el jefe de Gabinete.
La situación en el Indec también mostró diferencias y desgastó al jefe de
Gabinete. Mientras Fernández intentaba acordar con los trabajadores de ATE por las denuncias de
manipulación de datos, De Vido apoyaba la actuación del secretario de Comercio Interior, Guillermo
Moreno.
Algunos seguidores de De Vido también acusaban a Alberto Fernández de manejar a los medios
con la pauta oficial a través del secretario de Medios, Enrique Albistur.
Otra de las movidas mediáticas del jefe de Gabinete fue
convertirse por orden de Kirchner en 2007 en el director de Papel Prensa, la
planta de la cual el Estado es co-propietaria junto a Clarín y que produce el papel a la
mayoría de los diarios del país.
Los
últimos cuatro meses terminaron de desgastar al jefe de Gabinete cuando se puso al
frente de la negociación con el campo, que terminó en el fracaso estrepitoso en el Senado y con el
anuncio de la derogación de la polémica resolución 125. Su debilidad ya había quedado en evidencia
con la renuncia de uno de sus hombres, el ministro de Economía, Martín Lousteau.