POLITICA

AMIA, causa sin fin: de la 'pista siria' a la muerte de Nisman

El fiscal llegó a la causa con la misión de destrabarla. Lo logró con el apoyo de Kirchner, pero cayó en desgracia en la administración de Cristina.

La posición de Cristina sobre la causa AMIA fue radicalmente distinta a la de su marido. Nisman fundó la "pista iraní".
| Cedoc

Intrigas y misterios sacuden a la causa AMIA, que nunca desde el trágico atentado estuvo libre de contradicciones. La investigación que buscó esclarecer el atentado en el que murieron 85 personas en 1994 siempre estuvo marcada por más interrogantes que certezas, cadenas de conspiraciones y fuego cruzado en guerras de inteligencia que impidieron a Argentina llegar a la verdad a más de 20 años de aquel trágico suceso.

Alberto Nisman asumió su cargo al frente de la Unidad Especial de Investigaciones, en 2004, con la misión de destrabar una causa que parecía condenada al archivo. Y lo logró, pero no le duró mucho tiempo. Es que la entonces primera dama Cristina Fernández de Kirchner estaba convencida de que el atentado fue parte de una “vendetta” contra el expresidente Carlos Menem por parte del gobierno de Siria, que también incluyó el ataque a la embajada de Israel y el asesinato de su propio hijo, Menem Jr.

Entonces, la actual Presidenta declaró en la causa y sostuvo que el riojano se había ocupado de instruir a los equipos de inteligencia y al juez Juan José Galeano para trabar allanamientos a domicilios vinculados a la familia de empresarios sirios-libaneses Kanoore Edul, con complicidad de la policía bonaerense. Supuestamente, Siria había sido discriminada por Menem en exportaciones energéticas, lo que complicó negocios espurios vinculados al tráfico de armas.

En 2003, tanto Galeano como Menem, además del exjefe de la Policía Metropolitana comisario Jorge "Fino" Palacios y funcionarios de inteligencia, entre otros, fueron imputados por el presunto encubrimiento. Después, fueron procesados para más tarde ser elevados a juicio oral por Ariel Lijo, que desde entonces tramita la causa por encubrimiento. Pero la “pista siria” se hundió en la investigación a partir de la información que Nisman comenzó a barajar de la mano del jefe de inteligencia K, Jaime Stiuso.

Fue el propio Néstor Kirchner quien presentó al espía con el fiscal de la causa AMIA. Stiuso, con amplios vínculos en distintas agencias de información internacionales, como la CIA (Estaods Unidos) y el Mossad (Israel), proveía de información a Nisman que, acorde a su relato, “pasaba en limpio qué fuentes servían y cuáles no”.

Así fue, a partir de los datos proveídos por Stiuso y las agencias internacionales, que Nisman dejó atrás la “pista siria” y en 2006 logró formalizar una acusación concreta al Estado de Irán, por presunto financiamiento del acto terrorista, junto a una lista de funcionarios a los que señaló como autores intelectuales.

Sin embargo, la investigación volvió a quedar trunca. El estado iraní nunca acusó recibo de ninguna petición del fiscal argentino, ni respondió ninguno de los pedidos a indagatoria que lanzó Nisman mediante distintos organismos. Al contrario, respaldó a sus funcionarios y trató en distintas oportunidades de llegar a una “salida negociada” con Argentina.

El apoyo que recibió Nisman por parte de Néstor Kirchner fue total. Según detalló en el último dictamen que presentó, "el respaldo a la investigación fue completo, se rechazaron todos los ofrecimientos de Irán de acordar salidas políticas al caso judicial y comercial con Irán era considerado, sin mas,'casus belli' (motivo de guerra)". 

Esta versión fue corroborada por dos excancilleres. Tanto Rafael Bielsa (2003-2005) como Jorge Taiana (2005-2010) contaron al diario PERFIL que las relaciones comerciales con Irán durante sus períodos al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores estaban trabadas. “Nos hacían ofertas: 4 mil millones de dólares en compras de maíz, trigo, etc. Tuve algunos diálogos en Venezuela con su presidente en ese tiempo, Muhamad Jatami, y estuvimos a punto de armar una reunión con Néstor Kirchner. Tomaban muchos cuidados y, finalmente, no se hizo. Siempre nos estaban haciendo trampa”, contó Bielsa.

El giro K. La causa AMIA volvió a tener un punto de giro durante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Incluso con el expresidente vivo, en 2010, la mandataria le ordenó al embajador en la ONU Jorge Arguello, que asistiera personalmente a escuchar al entonces presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, en un gesto de acercamiento protocolar.

Alberto Nisman murió convencido de que el “principal obstáculo” de la salida negociada de Irán falleció en octubre de 2010. Es que fue justamente tras la muerte del expresidente Kirchner que las relaciones comerciales entre Irán y Argentina comenzaron a resurgir, junto con las primeras negociaciones formales para esclarecer el atentado a la AMIA. Claro, todas ellas se desarrollaron a espaldas del fiscal que debería interrogar a los sospechosos.

Desde entonces, los esfuerzos del Gobierno estuvieron centrados en retomar la primera línea de investigación, que apuntaba a la “pista siria” y dejar de lado los 10 años de trabajo de Nisman en el asunto. A esto se le sumó otro factor clave: la caída en desgracia de Jaime Stiuso, junto con la cúpula de la Secretaría de Inteligencia que fue reemplazada Oscar Parrilli.

​El diálogo que abrió la cancillería argentina con las autoridades iraníes culminó en el memorandum de entendimiento que aprobó el congreso en enero de 2013. Desde entonces, Nisman comenzó a trabajar en otra investigación paralela: en las escuchas autorizadas por el juez Rodolfo Canicoba Corral (reemplazante del apartado Galeano) a un espía iraní aparecía la voz de Luis D’Elía, Andrés “Cuervo” Larroque y Fernando Esteche, que negociaban a nombre de la Presidenta la impunidad iraní en la causa a cambio de negociaciones económicas.

Nisman se encontraba de vacaciones en enero de 2015 cuando interrumpió su viaje a Europa con su hija porque, según trascendió, le llegó información de que el dictamen de la procuradora Alejandra Gils Carbó para correrla de la causa ya estaba preparada. Por eso, el miércoles 14 denunció de urgencia por encubrimiento y pidió las indagatorias de todos los involucrados.

La jueza María Servini de Cubría, subrogante en el juzgado de Lijo, consideró que la demanda de Nisman podía esperar y no habilitó la feria judicial para tomar medidas de urgencia que traten de esclarecer si efectivamente la Presidenta negoció de forma paralela la impunidad de Irán.

El fiscal pasó su último fin de semana de vida preparando su presentación en el Congreso, prevista para el lunes a la tarde. Sabía que el kirchnerismo pedía una audiencia “pública y televisada” porque de esa forma él no podría difundir que se encuentran bajo secreto de sumario. Pero murió en el baño de su casa, por motivos que aún son investigados.

El kirchnerismo enfatizó hoy en la repentina llegada de Nisman a Buenos Aires. El propio Timerman le había pedido a Nisman que aclare sus vínculos con Stiuso. Aunque nadie lo mencionó frente a cámara, el oficialismo está convencido de que el espía le facilitó una “carpeta armada” al fiscal. De esa forma explican que haya denunciado el presunto encubrimiento de forma repentina.

El juez Ariel Lijo volvió de urgencia de sus vacaciones y habilitó la feria para tratar la denuncia de Nisman. Será él quien decida si se hace una causa nueva que investigue si existió una “embajada paralela” que negoció con Irán o si forma parte de el mismo expediente de encubrimiento, que hermanaría a Carlos Menem y a Cristina Fernández de Kirchner bajo el mismo delito. En ambos casos, Nisman, principal denunciante, no estará ahí para impulsarlo.