POLITICA
Semana 01 de 2010

Antibrindis

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Nos viene de infantes creer que los años llegan nuevos. Que convertirán al gusano en mariposa. Y a la ilusión, en realidad. Es un placebo para arrancar. Lo que no cuadra es que los adultos lo distorsionen. Casi todo el mundo sabe que el siglo 20 empezó en 1914 y que aún no terminó. Que desgajándose a golpes, de bandazo en bandazo, simuló irse y se coló en el 21. Que cargamos con él y que bien embaucados nos tiene. Los mismos timos que hicieron pelota "el año que se fue" son acogidos como herencia inevitable por "el año que llegó".

Esto es, bienvenidos sean papados varios, desafío nuclear, dióxido de carbono, grupo de los 20, droga, hambrunas, sida. Y muy promocionadas las mega tapaderas anestésicas: Chile-Dakar-Argentina o mundial de Sudáfrica. Así, hasta hacernos tomar por original el tiempo copia en el que nos desvanecemos sin gloria morir. Mintiendo grueso y haciendo sangrar mucho, los Ceos del Cronos Investiment nos roban el tiempo, empastan otoño y primavera, y nos arrean hacia donde ellos saben y nosotros no.

Este prólogo no trata más que de ser un antibrindis. Puede que inoportuno. Pero alguno (a riesgo de recibir corchazos de champán y sidra) deberá recordar que celebramos año nuevo tirados en la banquina y no en el centro del camino. Que nos engañamos y lo sabemos, y que bien vendría se encabritara la novísima generación ya que la mayoría de la vieja brindó por el 2010 como lo hizo hace 365 días por 2009: sintiendo lo mismo.

En el mundo y aquí, dicha generación tapón insiste en poner al carro delante del burro. Privilegian al "más allá". Vecindades del Sol, chismes celestes, piel de Marte, artilugios veloces, robots. Y ningunean el "más acá". Que ahogue el ozono. Que defolien el pulmón vegetal. Que empetrolen el mar. Que distribuyan pobreza, no riqueza. El Homo será Sapiens pero es Miope. Lo primero que pregunta al despertar es "¿Qué tiempo hace?" pero convirtió a su doméstica Gea o Gaia (tan adorada en los albores) en Cenicienta del espacio.

Buen año sería éste (y sobre todo "nuevo") de propagarse una moral que contuviera a todos los seres vivos por igual. Tal como crecemos pronto seremos 8 billones (sic) los impunes depredadores de la casa matriz. Con la "novedad" que traen los años "nuevos" solo aumenta el estropicio y la ignorancia. Salvo una sensible minoría (campesinos, niños, artistas, científicos,maestros, pensadores) la tropa mayor de caníbales corre tras su próxima lonja o gajo del planeta sin importarle la calidad del próximo amanecer. Vivimos en el aire, y por el aire, asesinando de a millones los árboles que nos permiten respirar. El cielo y la tierra no entran en la mirada de este bicho humano que estraga su vivienda colectiva de polo a polo. Tampoco en su mundo interior. El versículo guía de este medieval 2010 es "por cuatro días locos que vamos a vivir". Frase que retrasa todo intento de fraguar una mínima cosmogonía (sencillita, de entrecasa, para ir empezando) que nos proponga un Génesis Dos. Sin Adán y Eva. A partir de "Juan y Juana", como decía Neruda se llamaba la Tierra. Planeta golpeado, la paciente Gaia sobrevive por milagro a este fenómeno depredador llamado "la Historia" Acto que consiste en furioso arribo de iguales "años nuevos". Olas de tiempo vaciado de sentido. La civilización del tsunami.

 

(*) Especial para Perfil.com