POLITICA
el empresario reclama la prision domiciliaria

Báez sólo bajó 4 kilos, recibe asistencia psicológica y paga comida a los presos

PERFIL accedió al informe médico que detalla el estado de Lázaro. Lectura, televisión, limpieza y rutina.

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Lázaro Báez. | Cedoc Perfil
Lázaro Báez abrió los ojos cuando escuchó ruidos en los pasillos. Por un segundo olvidó dónde estaba. Pronto se dio cuenta: otros presos comenzaban a despertar esperando la apertura automática de sus celdas. Tomó aire y se levantó. Amargamente aceptó que  cumplió medio año preso, sin recibir mensajes de los otrora poderosos amigos que, en un principio, creyó que irían en su ayuda.

Báez sigue esperando el milagro. Además de libros de historia argentina y española,  pasa sus días leyendo la causa. El cambio de abogado lo esperanzó no sólo en el frente judicial, sino en el mediático. Hasta ahora, sin embargo, no tuvo buenas noticias: llueven los embargos, sus hijos Leandro, Luciana y Melina podrían ser procesados (Martín ya lo está) y la semana pasada le rechazaron un pedido de sobreseimiento. Tras fracasar en la excarcelación, el lunes el defensor Maximiliano Rusconi pedirá su prisión domiciliaria con tobillera electrónica, por su deterioro físico.

PERFIL accedió al detalle del informe médico que obra en la causa: aunque Lázaro refiere que “perdió 16 kilos”, la balanza del Cuerpo Médico Forense reporta que bajó sólo 4 kilos. Los médicos confirmaron sus enfermedades de base (diabetes tipo 2, presión alta, arritmia) pero sostienen que puede recibir tratamiento en el hospital penitenciario y le recomendaron una dieta especial. El empresario presenta un trastorno de adaptación con un estado de “ánimo depresivo”. Está “angustiado por su situación judicial”, refieren. Se le recomendó tratamiento psicológico, algo que ya está haciendo en el penal, señalaron las fuentes judiciales a este diario. “El lugar donde cumple su detención es adecuado para su tratamiento”, dijeron los peritos oficiales.

La prisión. Dicen los que lo frecuentan que Báez ya se acostumbró a la rutina que impone la Unidad del Complejo Penitenciario 1, popularmente conocido como la cárcel de Ezeiza. Alojado en el pabellón E del módulo 6, Báez vive en una celda de dos por tres y comparte sus días con su ex contador, Daniel Pérez Gadín, el más deprimido de todos los personajes K detenidos desde que Cristina Fernández dejó el poder. No tuvo problemas de convivencia con la quincena de internos del sector. “Es gente tranquila, mayores de 50 años, de baja conflictividad”, comentan fuentes del Servicio Penitenciario. De todas maneras, un guardia se encarga de monitorear durante 24 horas lo que sucede en el pabellón.

La rutina comienza a las 8 de la mañana, cuando se abren las celdas y los presos pueden ir al salón de usos múltiples hasta las 22. Los fines de semana, hasta la medianoche. Allí tienen un anafe de dos hornallas, una heladera, tres teléfonos públicos y un televisor de 32 pulgadas. Como hay que compartirlo todo, dicen que Báez se amarga cuando aparece el noticiero de El Trece y hablan de su caso. Es que queda ese canal porque los presos al mediodía ven El Zorro.

Cuentan que Báez se encarga de proveerles comida a sus compañeros. La plata que usa es la que depositan sus familiares para usar en la despensa de la prisión. Ante tamaña generosidad, el Servicio Penitenciario abrió una investigación pero no detectó irregularidades. Desmintieron que el empresario tenga servidumbre. “El se encarga de limpiar su celda”, dijeron.