En las anotaciones de Oscar Centeno en los cuadernos de las coimas hay un relato que detalla cómo, en uno de los tantos traslados del ex secretario de Coordinación del Ministerio de Planificación Federal, Roberto Baratta abre uno de los bolsos con la recaudación del día, saca una parte de ese dinero y lo guarda en su maletín.
Esos billetes eran parte de la recaudación proveniente de las supuestas coimas que pagaban empresarios vinculados a la obra pública durante el gobierno de Néstor Kirchner, y luego en el mandato de Cristina Kirchner.
El episodio tuvo lugar el 14 de mayo de 2009, mientras Centeno llevaba a Baratta y al ex director de Energías Renovables, Ezequiel García, desde la sede del Ministerio hasta Puerto Madero. De puño y letra, el ex chofer cuenta que primero pasaron por una empresa reconocida, y Roberto Baratta subió al piso 26 del lugar, de donde volvió con dos bolsos llenos de dinero.
En esa oportunidad, según las anotaciones en detalle del ex chofer, se trataba de una suma de dinero de 2.600.000 de dólares. Luego de una segunda parada en el centro porteño en la que recolectaron dos bolsos más, la entrega de todo lo recaudado fue en Juncal y Uruguay, en el departamento de los Kirchner, donde estaba Daniel Muñoz, el ex secretario de Néstor Kirchner. Previo al momento de la entrega a Muñoz, Roberto Baratta ya se había quedado con parte de ese dinero.
Las anotaciones en cuadernos del exchofer que reveló La Nación, dan cuenta además de episodios de sospechas y persecuciones por una recaudación paralela, coordinada desde Planificación Federal.
El 27 de mayo de 2010, Oscar Centeno creyó que una camioneta Hilux los estaba siguiendo y Roberto Baratta le dio algunas instrucciones para perderla. En ese momento, cuenta Centeno, el ex funcionario llamó al jefe de la custodia de De Vido, Fabián Gómez, para que investigue la patente, aunque el incidente no pasó a mayores. Al respecto, Julio De Vido ordenó que “tuvieran los ojos bien abiertos”.
Un segundo episodio ocurrió el 22 de octubre de 2015, cuando Centeno llevaba a Nelson Lazarte - hombre de confianza de Baratta- hacia un inmueble ubicado en 3 de febrero al 2750 en busca de otro bolso de dinero. "Cuando salimos a la calle, en la esquina se nos quiso cruzar un auto Aveo, chapa J249. Es lo que recuerdo. Y nos seguía persistentemente. Y en Avenida del Libertador, cuando veníamos por Congreso, en el primer semáforo me adelanto en contramano hasta cruzar y seguir rápidamente. Con esta maniobra lo despisté y volvimos al Ministerio", apuntó el exchofer.
Al parecer, el confuso episodio hizo que Baratta aconsejara lo mismo que su jefe, Julio De Vido: “tener los ojos bien abiertos”.
