POLITICA

Carrió festejó su vuelta política con una exuberante fiesta

Un día, con 900 personas, Lanata, Mirtha y Sarlo. Otro, más íntimo y con guitarreada. Su confesión: hizo de todo, "menos el amor".

Guitarreando con militantes de su partido en la sede del Instituto Hannah Arendt.
| Cedoc

Luego de la interminable fiesta por los diez años del nacimiento del Instituto Hannah Arendt, la diputada nacional Elisa Carrió siguió festejando entre bailes, chistes y risas. Con un estilo inconfundible, la fundadora de la Coalición Cívica confesó que, el día anterior, en el Palais Rouge, junto a Jorge Lanata y Mirtha Legrand, Beatriz Sarlo, entre otros, había hecho de todo, “menos el amor”.

Dieciocho meses atrás, las oficinas del Instituto Hannah Arendt, fundado en el 2003 por Elisa Carrió, cerraban sus puertas en el barrio de Congreso. Disputas internas con la conducción política de la Coalición Cívica que no quería saber nada con su creadora, tras el magro resultado electoral de las elecciones presidenciales de octubre del 2011, parecían concluir con el sueño de un centro de formación política de los dirigentes del mañana. El tiempo pasó y el ave fénix de la política resurgió entre denuncias, encendidos discursos y el cambio de humor social.

Hoy, Carrió se ríe de su presente y festeja en su flamante nueva sede del Instituto, en el barrio de Recoleta. Tras el show que diseñó en el Palais Rouge, el miércoles por la noche, en la que estuvo acompañada por el periodista Jorge Lanata, la conductora televisiva Mirtha Legrand, intelectuales como Beatriz Sarlo, dos de los candidatos presidenciales del radicalismo -Julio Cobos y Ernesto Sanz-, empresarios, comunicadores y más de 900 asistentes que pagaron una entrada de 500 pesos, Carrió siguió festejando hasta las seis de la mañana en su departamento, ubicado sobre la avenida Santa Fe al 1500. "Vinieron todos y vinieron por mí", remarcó.

Muchos se sorprendieron con el desparpajo de la líder de UNEN e incluso comentaron el baile con el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, que provocó que una dirigente de la Coalición Cívica preguntara si había pasado algo entre ellos: “Es un buen mozo pero es un 'quedado”, bromeó Lilita mientras el hombre que anticipó la tragedia en el ferrocarril Sarmiento, rompía en carcajadas.

Al día siguiente, pasadas las 19 horas, Carrió paseaba junto con la referente de la Coalición Cívica de Santa Cruz, Mariana Zuvic, por las calles aledañas a la nueva sede del Instituto. “Vayan entrando que me voy a comprar unas cositas”, le avisó a una de las mujeres que participaría de la última charla de Carrió para cerrar el año.

Pasadas las 20 horas, tras conversar en privado con algunos dirigentes del partido, como la concejal tucumana, Sandra Manzone, y el excandidato a legislador porteño, Claudio Bargach, Carrió salió de su oficina con un cigarrillo en la mano. Rápidamente, se sacó los zapatos y comenzó a bailar, invitando a las “Mujeres por la Paz”, los integrantes del Movimiento por la Resistencia –MR2012-, los jóvenes “lilitos” y a sus amigas a compartir canciones.

Todos los asistentes llegaron con diversos postres, sandwiches de miga, empanadas, botellas de vino, cervezas o gaseosas. Una de las mujeres, que no paraba de sacarle fotos con su tablet, le preguntó si estaba cansada. Carrió lanzó una frase explosiva: “Canté, bailé, tomé, comí, me divertí, en fin, hice de todo… menos el amor”. Las cien personas presentes festejaron la espontaneidad de su respuesta.

Devenida en show-woman, la chaqueña copó el centro de la escena, agarró un micrófono e invitó a “Charo” -referente de su partido en San Luis- a tocar la guitarra acústica. “Ustedes les tienen que transmitir a sus hijos el canto, sin discos, a capella, sino los vamos a convertir en unos boludos con la música chungi chungi”. El repertorio fue variado: de La Bamba al tango Sur, del folclore a la canción popular. Carrió saltó y bailó, sola o acompañada: “Está más contenta que nunca, lo siente como una revancha. El otro día en la jura como diputada cruzó el parlamento para decirle unas palabras a Adrián Pérez, no se guarda nada, está como siempre pero mejor”, explicó una de sus mejores amigas.

No tengo hormonas pero ¿qué importa”, gritaba Carrió mientras otra mujer contaba un chiste contra los pocos hombres presentes en la velada. Los “lilitos” –jóvenes entre 20 y 30 años – aplaudían al costado de la inesperada pista de baile. “No se vayan que está por llegar el arroz”, advirtió Carrió. El arroz resultó ser una paella preparada por sus dos empleadas domésticas. Luego se sumaron al canto. “Ellas también son mi familia”, aseguró la diputada, en uno de los momentos más emotivos de la noche antes que el baile continuara, nuevamente, hasta que nazca el nuevo día.

Los participantes la abrazaban, intercambiaban anécdotas de la otra vida de la huésped: la faceta alejada de la política de la líder de UNEN. “Queremos un discurso de cierre del año”, le pidió a gritos uno de los hombres que luego bailaría con Carrió: “No, esta noche nada de discursos, ya hice un montón este año, hoy hay que comer y bailar". "Nadie se va hasta que no se terminen todo lo que trajeron”, advirtió Elisa, la otra cara de Carrió.

 

(*) Especial para Perfil.com. En Twitter: @luisgasulla