La muerte del fiscal Alberto Nisman profundizó casi más que ningún otro hecho la grieta política que divide al país desde hace años. El kirchnerismo, después de dejarlo hacer y resultarle funcional, lo atacó a partir de su denuncia sobre el memorándum con Irán y lo siguió haciendo tras su muerte, a la que explica como suicidio. Y el antikirchnerismo, que criticaba al fiscal o lo ignoraba, lo entronizó cuando se despachó furioso contra los K.
Ese giro también se reflejó con quien durante años fue el espía más poderoso del país: Jaime Stiuso. Muy cercano a Nisman y también a los Kirchner, se volvió maldito con la muerte del fiscal, fue despedido de la inteligencia oficial y hasta debió irse del país.
En ese proceso, Stiuso perdió entonces lo que había sido su bien más preciado. Diario PERFIL reveló su rostro y ya nada en torno a él y sus actividades volvieron a ser como antes.