POLITICA
Fernández y Fernández

Cinco razones para el "renunciamiento histórico" de Cristina Kirchner a la candidatura presidencial

La decisión de la senadora de Unidad Ciudadana le roba protagonismo al Gobierno, desarma al peronismo alternativo y apunta a los moderados e indecisos.

Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner. | Cedoc

La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner lanzó este sábado 18 de mayo una de sus típicas jugadas a varias bandas, de esas que reconfiguran el escenario político nacional con un solo tuit o video, que cayó como una bomba al mismo tiempo en Cambiemos, en el "peronismo alternativo" y en el espacio que lidera. La decisión de postular a Alberto Fernández como candidato presidencial en una boleta en la que ella acompañe como vicepresidenta tiene el sello CFK: sorprende a todos, nadie lo esperaba, pero al mismo tiempo encarna su lógica interna.

A continuación, los cinco motivos detrás de la decisión de Cristina:

1. Descoloca al oficialismo. Poco quedará en los próximos días del breve protagonismo político que había recuperado Cambiemos esta semana tras el escándalo de la Corte Suprema. ¿Llegará a firmar algún dirigente el borrador de 10 puntos de acuerdo, si es que alguien recuerda en qué cajón quedó? Cristina ya obligó a Mauricio Macri a responder —descolocado, de apuro y por instagram— a la noticia política del mes. "Volver al pasado sería autodestruirnos", atinó a decir el presidente, que ahora tiene una preocupación más urgente: ¿Cómo caerá la noticia en los mercados?

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2. Desdibuja al peronismo no-kirchnerista. Alternativa Federal osciló en los últimos meses entre la apatía y la intrascendencia. El no-anuncio de la todavía-no-candidatura de Roberto Lavagna nunca llegó a generar el empuje suficiente para que una "tercera fuerza" sea una opción viable. Las encuestas mostraban que en el mejor de los casos, la opción por Lavagna (o por Juan Manuel Urtubey, o por Miguel Ángel Pichetto) se diluiría entre la primera vuelta y el balotaje. La ilusión por el millón de votos de Juan Schiaretti en Córdoba duró poco: el peronismo alternativo debe optar por el acercamiento que ensaya Sergio Massa (¿vuelve a sonar para la Provincia de Buenos Aires?) o por mantenerse cómodo en el lugar de tercera fuerza que junta las sobras de los otros dos espacios en un escenario de polarización creciente.

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3. Sorprende y abre el juego. ¿Quién esperaba la entrada de Alberto Fernández al escenario nacional? ¿Qué sondeo publicado lo medía siquiera como posibilidad? Todas las encuestas nacionales mantenían un panorama de trincheras más o menos estáticas, en las que Cambiemos y el kirchnerismo tenían dos nucleos duros que a lo sumo ganaban o perdían un par de puntos. El anuncio de Cristina obliga a barajar y dar de nuevo, pero además apunta al 62 por ciento de argentinos que todavía no decidió su voto, en parte porque aún no estaban definido a quién podría votar. Un sondeo de Taquión difundido este viernes muestra que más de un tercio de los encuestados tiene "esperanza" de un nuevo candidato. Sería improbable que tuvieran a Alberto Fernández en la cabeza, pero es posible que la novedad genere realineamientos.

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4. La muestra "leona herbívora" y apela al "nestorismo emocional". Desde los últimos meses Cristina quiere despegarse de la intransigencia, del "vamos por todo", del "Ministerio de la Venganza" (que agitan oficialistas y periodistas afines). La mención al pacto social y a José Ber Gelbard en la presentación de Sinceramente conecta con ese Perón "león herbívoro" que volvía "descarnado" en el 73 para superar rencores y unir a los argentinos (spoilers: salió mal). La elección de Alberto Fernández reivindica un pasado más cercano, el del "país normal" de Néstor Kirchner, cuando el ahora postulante a presidente era jefe de Gabinete (y manejaba la pauta oficial a discresión en medio del idilio con Clarín). Alberto podría encarnar una especie de avatar de Néstor, de la idea de pacificación del país después de una crisis catastrófica, de grieta ensordinada entre crecimiento a tasas chinas, tarifas congeladas, y cuadernos. Su compañero de fórmula es un ícono de su voluntad de reconciliación: si pudo arreglarse con un exfuncionario que estuvo tanto tiempo criticando desde la vereda de enfrente, ¿qué le impide acordar con el resto del peronismo y con los votantes? Cristina apunta a ese electorado que apoyó en 2005, renovó en 2007 y ratificó en 2011, pero se fue espantado entre la crisis del campo y el cepo al dólar. Es una incógnita si podrá recuperarlo.

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5. El "café literario" y los fueros. "Me voy a ir a un café literario", proclamaba Néstor Kirchner en 2007 tras la victoria de la "pingüina". Ese virtual retiro de la política, sin cargo, no fue tal y el expresidente murió apenas tres años después, en parte por el estrés generado precisamente por no poder dejar su alto nivel de actividad. Cristina muchas veces coqueteó con la idea de la jubilación: en 2011 pedía que no se hagan los rulos por postularla antes de tiempo, y en los últimos dos años siempre condicionó su candidatura a una especie de "operativo clamor", a que competía si se lo pedían o si no quedaba otra opción mejor. En las últimas semanas, CFK habló de priorizar a su familia ("Su situación personal la hace dudar", dijo Alberto Fernández este miércoles), sobre todo tras la muerte de su madre y los problemas de salud de Florencia. La candidatura a vice la corre, apenas, del centro de la escena y le permitiría, como a Néstor hace 12 años, concentrarse en la política antes que en la gestión. Además encontraría un rol ideal en uno de sus escenarios predilectos, el Senado, en un doble rol de presidenta del cuerpo y oradora, y mantendría todos los fueros de su cargo actual. Un negocio redondo.