POLITICA

Cómo cambió el ánimo en la calle con el triunfo opositor

De la promesa de una fiesta kirchnerista a la dura realidad de una plaza semivacía. Los detalles de un día que Néstor Kirchner no podrá olvidar.

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| Pablo Javier Blanco

Las calles que rodean el Congreso estaban preparadas para dar un marco triunfal al ingreso de Néstor Kirchner a la Cámara de Diputados. Sin embargo, nunca colmó las expectativas de sus organizadores, y a medida que llegaban las noticias desde el recinto, el ánimo se iba desinflando. Sólo Luis D'Elia intentaba en vano dar unas declaraciones explosivas a su estilo, pero no había nada que hacer: la calle se iba vaciando, no habían cantos, ni sonrisas, sólo una larga hilera de colectivos regresando al conurbano.

De la euforia al desencanto. Pasadas las 17.30, la masa de personas que llegó hasta el Congreso estaba exultante. El sol se iba escondiendo detrás de la cúpula del Congreso, eclipsando la Plaza y al gigantesco pingüino inflable, mientras los militantes k, a fuerza de trompetas y bombas de estruendo intentaban llenar de ánimo al escenario.

Sin la CGT, la CTA, y los artistas populares que en otras oportunidades supieron ser el espaldarazo del Gobierno en cuanta plaza sea necesario, con el correr de los minutos y ante la falta de una pantalla que mostrara las imágenes, la movilización se diluyó. Se pasó de la euforia al desencanto cuando comenzaron a llegar los primeros partes del recinto: la oposición ganaba el debate y la eventual votación.

Después de la jura de Kirchner las columnas de piqueteros emprendieron su retirada. Sólo D´Elía se quedó haciéndole el aguante al Gobierno, posando para las fotos y hablando con los medios sobre la nueva etapa "superadora" del kirchnerismo.

A las 22.15, mientras en la Cámara Baja se vivía un hervidero político. Oscar Aguad, titular del bloque de la UCR, se trenzaba con Agustín Rossi, presidente del bloque K, ante la mirada de Kirchner, que sólo atinaba a sonreír y hacer chistes con el incondicional Carlos Kunkel ante cada embate opositor.

Después de la votación que rompió el invicto del oficialismo en Diputado, Kirchner se fue y no participó de las negociaciones por las comisiones. A esa hora, la plaza estaba desierta, sólo quedaban colgadas una viejas banderas del PJ disidente que decían "Solá gobernador" y una alfombra de papelitos de "Kirchner 2011".