Carlos Reutemann es un político de pocas palabras. Se lo conoce más por sus silencios y retiros
en su campo de Llambi Campbell, que por sus ideas y proyectos. Sin embargo, cada tanto, el ex
piloto de Fórmula 1 reaparece con una declaración políticamente incorrecta y consigue que todos
hablen de él. Su último exabrupto fue dirigido al matrimonio Kirchner: "
Con tal de que, cuando se vayan en
2011, no se hayan afanado la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, vamos a estar contentos los
argentinos", disparó el martes.
La frase volvió a poner al
Lole en el centro del mapa político, como cuando afirmó que
"la candidatura [presidencial] se la recontra metan en el medio del culo", a menos de un mes
de ganar las elecciones del 28 de junio en Santa Fe, enojado porque su mano derecha, Roxana Latorre
lo había desacreditado, avalando los superpoderes. ¿Fue su exabrupto algo imprevisto o forma parte
de una estrategia discursiva con miras a 2011?
"Lo del otro día muestra un nuevo Reutemann, bastante menos medido y más agresivo",
reflexiona
Graciela Römer, para quien este arranque no responde sólo a las elecciones de 2011, sino
también a una incomodidad del político. "Expresa cierta molestia por parte de Reutemann acerca de
tiempos que se vienen", sostiene la socióloga, que vaticinó que esta nueva imagen lo favorecerá:
"Hoy es un
negocio político todo aquello que
apunta a pegarle a los Kirchner, el mejor ejemplo es Cobos".
Fabián Perechodnik, de Poliarquía, afirma que el santafesino "
sólo aparece cuando los demás no hablan de él", pero reconoce que eso no representa un
problema ya que su imagen está instalada en el imaginario social. "Este último exabrupto fue un
claro ejemplo", marca. "Se mantuvo callado durante la crisis del Banco Central, un tema de bastante
complejidad, y ahora salió con una cosa como ésta que no deja lugar a dudas y es comprensible para
cualquiera", agrega. Más allá de los efectos inmediatos, el consultor advierte que esta acción
resulta efectiva hoy, a 15 meses de las elecciones, pero no cree que pueda ser sostenida mucho
tiempo.
Por su parte,
Analía del Franco, de Analogías, descarta la hipótesis de un nuevo Reutemann. "Tiene una
actitud sistemática de salir intempestivamente a hacer declaraciones así" pero ahora "
redobla la apuesta con declaraciones que terminan entrando en un marco de chabacanismo",
analiza. En ese sentido, apunta que la imagen pública del ex gobernador resulta hoy poco clara para
muchos. "Todo el mundo lo visualiza como impredecible, lo que lo hace un tanto vulnerable y poco
propicio para una candidatura", sentencia.
El encuestador
Artemio López cree que
encontrar el "estilo Reutemann" es casi una misión imposible, pero igual ensaya una
respuesta: "Aparece poco y drásticamente para mantenerse visible sin decir nada relevante",
desliza. "El
Lole tampoco tiene demasiadas cosas para decir", ironiza. Para el titular de Equis, estos
shocks declarativos sólo ayudan a Reutemann en los inmediato: "Consigue, por ejemplo, que
estemos haciendo esta nota, mientras piensa si resuelve su candidatura, pero no es algo que haya
medido con encuestas", aclara.
En tanto,
Ricardo Rouvier no tiene medias tintas al hablar del
Lole: "
Reutemann es un ermitaño de la política, está en su caverna tranquilo y cuando alguien lo
molesta, él grita", ilustra. "Esa metáfora es la mejor para describirlo: le gusta el silencio, no
se le conocen grandes opiniones, ni textos;
vive en una cueva imaginaria", sentencia. ¿Puede llegar así a Presidente? "Si el país va a
elegir a personas como Cobos, que no es conocido, o De Narváez, que no se sabe cuál es su plan de
seguridad pero ganó por eso,
en Argentina puede ser Presidente hasta el pato Donald", pronostica irónico.
(*) de la redacción de Perfil.com