POLITICA
un cambio de tendencia

Con el aval de Peña, tres ministros se fortalecieron con el despido de sus vices

Son los casos de Triaca en Trabajo, Aguad en Defensa, y Avelluto en Cultura. Venían teniendo diferencias con sus segundos. Ahora el control lo mantiene el jefe de Gabinete.

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Libertad. Triaca despidió a Ezequiel Sabor, Aguad a Lostri de Defensa, y Avelluto a Avogadro. | Cedoc Perfil

Entre la pelea con la CGT y el avance de las reformas estructurales, el presidente, Mauricio Macri, decidió empoderar a sus ministros ante sus peleas con sus segundas líneas. Se trata de un cambio de modalidad del jefe de Estado: durante largos años en la Ciudad colocaba funcionarios de su confianza debajo de los ministros para controlarlos.

Hoy ese esquema se disolvió: el control pasa estrictamente por su jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus dos colaboradores, Mario “el Negro” Quintana y Gustavo Lopetegui. Por ello, en las últimas semanas varios miembros del gabinete se dieron el lujo de echar sus viceministros con el aval de la Casa Rosada.

El caso más resonante fue el de Ezequiel Sabor, el segundo de Jorge Triaca en el Ministerio de Trabajo. Sabor no era nuevo en el espacio: trabajaba en el PRO desde comienzos de la gestión de la Ciudad. Había ocupado la polémica dirección de Concesiones y luego fue a la Subsecretaría de Trabajo, siempre de la mano del entonces ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco “Pancho” Cabrera, hoy en la cartera de Producción. Triaca nunca lo toleró a Sabor, en especial porque a diario se enteraba de las diagonales que solía hacer: diálogos secretos con sindicalistas, reuniones en las sombras y, sobre todo, la falta de alineamiento al ministro lo eyectaron del edificio de Leandro N. Alem. En Gobierno creen que Cabrera le podría conseguir un buen lugar, como le consiguió a Javier Ibáñez, quien fuera el encargado de los inspectores porteños y terminó afuera del Gobierno de la Ciudad multidenunciado por irregularidades. Hoy Ibáñez está al frente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), aunque su video a los cintazos contra barrabravas como hincha de Atlanta sigue deambulando por Youtube.

Otro caso, menos resonante, fue el de Enrique Avogadro, un íntimo amigo de Peña desde la adolescencia, compañero de Play Station 2 y de largas tertulias en el campo familiar. Avogadro había desembarcado como secretario de Cultura pero nunca logró una buena sintonía con el ministro Pablo Avelluto. Tras más de un año y medio, decidió dejar la cartera. “Voy a concentrarme en el desarrollo de una serie de proyectos personales y seguiré colaborando con nuestro espacio desde el lugar en el que pueda ser de mayor utilidad”, dijo en una carta de despedida. “Quiero finalmente agradecerle sinceramente a Pablo Avelluto la invitación a ser parte de esta aventura”, concluye la misiva. Pocos le creyeron y Peña avaló el desplazamiento.

Un tercer caso, fue el de Héctor Lostri, quien era el segundo en Defensa y estaba a cargo de Fabricaciones Militares. Lostri arrancó en Compromiso para el Cambio en 2002, cuando aún era un proyecto, fue el segundo del área de Obras Públicas en la Ciudad y, con el radical Julio Martínez como ministro, llegó al ministerio. Con la salida de Martínez, el nuevo ministro, Oscar Aguad, lo desplazó sin vacilaciones.
Meses atrás otros dos históricos del macrismo se habían alejado: Daniel Chain (secretario de Obras Públicas), criticado por el ministro Rogelio Frigerio por las demoras en las obras; y Néstor Pérez Baliño, el viceministro de Salud, quien generó demoras hasta en la compra de medicamentos para la tuberculosis.