“Mauricio, te juro que no tenemos nada que ver”. En un breve descanso del paddle dominical en su quinta de Los Abrojos, el Presidente volvió a escuchar la negativa de su amigo Gustavo Arribas respecto a que la AFI que dirige esté detrás del espionaje a María Eugenia Vidal.
Macri ya había oído esa desmentida después de que la propia Vidal se lo planteara en privado. Pero esa mañana del domingo 24, PERFIL revelaba los detalles de quiénes integraban la red que husmeaba en los movimientos políticos y personales de la gobernadora, sobre los que ya había sospechas en La Plata y se confirmaron tras los allanamientos y detención de Marcelo D’Alessio.
Según el juez Alejo Ramos Padilla, D’Alessio extorsionaba en nombre del fiscal Carlos Stornelli, mostraba su relación con el periodista Daniel Santoro y reportaba a los ex jefes policiales bonaerenses Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi. El fiscal fue citado cuatro veces a indagatoria y está en rebeldía, el periodista tendrá que ir a declarar próximamente y los policías no solo están detenidos sino que trabajaban para la AFI.
Primicia. Este diario sumó un elemento novedoso a ese entramado viscoso. Bogoliuk y Degastaldi reportaban sus quehaceres serviciales a un coordinador de inteligencia que la AFI instaló en el Conurbano, a partir de la apertura de minibases que luego fueron desactivadas a pedido de Vidal. Ese superior de los poliespías era (¿o es?) Daniel Salcedo, ex jefe de la Bonaerense, perito de la viuda de Alberto Nisman y también de la familia de Natacha Jaitt. El ex comisario general también figura en la lista de futuros convocados del juez federal de Dolores.
"Mauricio te juro que no tenemos nada que ver", le dijo Arribas a su amigo Macri.
Salcedo tiene su legajo en la AFI, al igual que Bogoliuk (Degastaldi se desempeñó como “inorgánico”) y que el ex prófugo Hugo “Rolo” Barreiro, que se entregó ante Ramos Padilla para explicar cómo le conseguía datos al falso abogado para extorsionar, según aseguró el fiscal de Mercedes, Juan Bidone, suspendido en su cargo por la procuración bonaerense debido a sus intercambios informativos con D’Alessio.
La reacción provincial en torno a Bidone difiere de la nacional sobre Ramos Padilla. Mientras desde La Plata se impulsó la sanción al fiscal vinculado a D’Alessio, la Casa Rosada pidió la remoción del juez que investiga al falso abogado y a la enlodada red que lo aupó.
Barreiro, Bogoliuk y Heidi, su mujer, operaban en un lugar más que clave: Ezeiza
Nexos reveladores. Hay más conexiones inquietantes que hasta ahora no se conocían. El detenido Bogoliuk estuvo a cargo de la base de inteligencia de la AFI de Ezeiza, en cuyo aeropuerto se desempeñaba el espía Barreiro. Y, otra casualidad, donde tiene mucho peso la directora de Permisos Personales de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA, dependiente del ministerio de Patricia Bullrich), Heidi Rotelo Agnelli. Quién es Heidi: la pareja de Bogoliuk. Hasta hoy, PERFIL vino publicando imágenes de la pareja en sus vacaciones veraniegas brasileñas con su rostro pixelado. Ahora ya acompaña esta nota a cara descubierta. Insisto, se llama Heidi, no es un alias. Vidal va a creer que es broma. Pues no.
El entramado de esta telaraña le da a la gobernadora y al cerradísimo círculo de sus confidentes cada vez más certezas de que la AFI de Arribas y Silvia Majdalani, su segunda, no podía estar ajena a estos movimientos. Ambos lo han desmentido una y otra vez, no solo con el Presidente, y lo volverán a hacer esta semana cuando expongan ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia.
Si Arribas y Majdalani insisten con ese argumento, confirmarán que luego de tres años de gestión no pueden controlar ni saber lo que hacen sus agentes. Siquiera los que ellos mismos nombraron. Curioso, aunque acaso igual les baste para convencer al Presidente y mantenerse en sus cargos.
