Los Kirchner adquirieron propiedades como una manera de armarse su jubilación. Sumaron ladrillos a consecuencia del ejercicio de la profesión de abogados, dedicados a la ejecución de propietarios en dificultades. Cuando los deudores no podían afrontar los préstamos, perdían sus viviendas. La tentación hizo que a los honorarios profesionales se le sumaran los ladrillos obtenidos a precio de remate.
Comenzaron en 1977. En seis años acumularon 21 propiedades. En 1999, compraron su primer departamento en Buenos Aires, de 400 m2, una casita en El Calafate de 520 m2, y un terrenito de 2.100 m2 en esa prometedora ciudad turística, más una casa sin incomodidades en Río Gallegos, de 625 m2.
En 2005, comienzan a mostrar vocación de terratenientes cuando compran 60.000 m2 en tres terrenos en El Calafate, sin necesidad de vender ninguno de sus bienes. Llegan a acumular 28 inmuebles. Al año siguiente embolsan una jugosa ganancia al vender un terreno de 6.000 m2.
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