POLITICA
en la cupula del gobierno

Crisis y almuerzo de reconciliación entre Marcos Peña y Emilio Monzó

El conflicto se desató cuando comenzó a tomar fuerza la idea de reemplazar al presidente de la Cámara de Diputados tras las elecciones.

Peña vs Monzó
Peña vs Monzó | Cedoc

El primer piso del restaurante “El Mirasol de la Recova”, en Recoleta, fue el testigo privilegiado. El viernes al mediodía, entre bife y lomo, el jefe de Gabinete, Marcos Peña y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, se reunieron a solas.

El encuentro se dio luego de que Peña, con el impulso de Jaime Duran Barba, comenzó a tantear candidatos para reemplazar a Monzó en el control del Congreso. El diputado, y armador político del PRO, se mantiene alejado de la mesa chica del Gobierno y, acaso, del presidente Mauricio Macri. En el cónclave de la Recoleta, el jefe de Gabinete trazó su visión sobre el futuro de Cambiemos. Le dijo, además, que era necesario que recuperen la confianza que hubo, en algún momento, entre ellos. Es cierto: en 2014, y parte de 2015, trabajaron juntos. Pero siempre con mediaciones: el empresario Nicolás Caputo, quien solía inclinar la balanza hacia Monzó, o el propio Macri. Hoy Caputo se mantiene al margen y el jefe de Estado no se reúne, a solas, con Monzó desde hace más de un mes.

En otro tramo del almuerzo en La Recova, Peña negó que quiera avanzar sobre la presidencia de Diputados con otros nombres. Monzó le creyó. O eligió creerle.Y decidió continuar con su bajo perfil de los últimos meses: nada de entrevistas ni definiciones rimbombantes. Sin embargo, continuará, hacia dentro, con un planteo central: para encarar las reformas estructurales que, considera, requiere el país hay que sumar más actores del sistema. En otras palabras, mejorar el vínculo con el PJ no kirchnerista y los gobernadores. El único espacio donde está Cambiemos como coalición es el Congreso. Con un agregado: esta definición la comparte con la UCR y, sobre todo, con Elisa Carrió. Lilita es una de las más férreas defensoras del armador político. También Gabriela Michetti.

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Desde fin del año pasado, Duran Barba está furioso con Monzó. No sólo por las críticas públicas hacia su persona. El publicista del PRO le dijo a la “mesa chica” macrista que tiene documentos que acreditan un plan “destituyente” del titular de Diputados para quedarse con la Presidencia. Una versión indica que esto le habría confesado también a Florencio Randazzo en una reunión reservada.

La pelea tuvo fuerte eco en la Casa Rosada. Hace diez días el jefe de Gabinete almorzó, también a solas, con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien intentó poner paños fríos y convencer a Peña de que frenara la embestida.

Otro “enemigo” de Monzó es el secretario general, Fernando de Andreis, a quien aún le dura la bronca de cuando el diputado lo mandó a callar de manera poco elegante en una cumbre en Olivos. Carlos Grosso también lo detesta: lo culpa de haber impulsado su salida, en 2001, del gabinete de Adolfo Rodríguez Saá. Rencillas peronistas.

De todas formas, los “orcos” de Monzó –el jefe del bloque, Nicolás Massot (quien se casa en agosto), el viceministro político Sebastián García 

de Luca, la diputada Silvia Lospennato y el legislador provincial, el vidalista Marcelo Daletto– esperan ver para creer. El cierre de listas será decisivo. Si en la boleta aparece alguno de los tres nombres que se esbozaron en el Gobierno para controlar en el Congreso, la paz con Monzó desaparecerá.

En abril sonaron como posibles reemplazantes el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, quien rápidamente quiso despegarse. A un funcionario también sugirió al radical Ernesto Sanz. Incluso se mencionó al ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, quien tampoco quiere saber nada con salir de esa cartera en medio de la reforma de la fuerza. ¿Habrá charlado de esto con Macri en un encuentro de más de una hora a solas en Casa Rosada esta semana? Ya se habían cruzado en el cumpleaños de la mujer de Caputo y el tema no surgió. Lo cierto es que ninguno estaba listo para ser candidato hoy. Quizás por ello Peña optó por un amable almuerzo con Monzó.




Cambios en la mesa chica de Macri

El poder político alrededor del presidente Mauricio Macri mutó desde que asumió el Gobierno. No sólo su mesa chica cambió de actores sino que actualmente el “tridente de poder” está controlando buena parte de las decisiones de Cambiemos.

Se trata del jefe de Gabinete, Marcos Peña, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Tres que se conocen muy bien. Tres que conocen muy bien a Macri.

El primer indicio, con la gestualidad fotográfica que suele imprimir el PRO, se dio el año pasado cuando difundieron un almuerzo en La Brigada, el restaurant de San Telmo, con ellos solos. Actualmente son decisivos para la estrategia política. A ello se les suma Duran Barba y Carlos Grosso, en especial en la mesa chica de pensamiento que anima el ex intendente menemista.

En este contexto, hoy Monzó quedó reducido a las “mesas de coordinación” en las que también participa Michetti, Pinedo, Sanz y los vicejefes de Gabinete. Antes se sentaba en otras mesas.