Tres meses tras las rejas le valieron a Carolina Pochetti para cambiar su posición y considerar la posibilidad de ser “arrepentida” en el marco de la causa de “Los cuadernos de las coimas”. Sin abandonar su perfil altanero, la viuda de Daniel Muñoz, ex secretario privado de Néstor Kirchner, se sentó este jueves por segundo día consecutivo con su flamante defensor oficial, Juan Martín Hermida, y luego fue en busca de un acuerdo con los fiscales del caso, Carlos Stornelli y Carlos Rívolo. Ese es, a noventa días de su ingreso al penal de Ezeiza, su único camino para salir libre.
Pochetti estuvo hoy poco más de tres horas frente a los fiscales, luego fue retirada en medio de un fuerte operativo de seguridad y hasta el momento no hay información oficial sobre lo que dijo en ese lapso. El hermetismo rodea el caso, en el que hay una única certeza: deberá entregar información sensible que satisfaga a los fiscales en primer término y al juez Claudio Bonadio, quien deberá homologar el eventual acuerdo en segundo lugar. En especial sobre los 70 millones de dólares que ella y su marido habrían lavado junto a un grupo de testaferros. Para lograr un acuerdo, en tribunales explicaban que ella "debería hablar del principio, el origen del dinero, de dónde vino o del final, donde está en la actualidad, porque la parte del medio los fiscales ya la tienen".
Pochetti llegó en medio de un fuerte operativo de seguridad. Se trata de la segunda vez en esta semana que Pochetti volvió a los tribunales de Comodoro Py. Ayer lo hizo para entrevistarse por primera vez con su nuevo defensor, el tercero que tiene en la causa. Luego de esa charla, volvió al Penal de Ezeiza, desde donde este mediodía llegó en busca de obtener un acuerdo con los fiscales.
Pochetti está acusada de haber participado de las maniobras para ocultar el verdadero origen de unos 70 millones de dólares que, según los investigadores, su marido sacó de la Argentina y movió en los Estados Unidos. Junto a ella fueron detenidas, en octubre pasado, varias personas de su entorno que son consideradas por la justicia como presuntos testaferros del matrimonio. De ellos, tres ya se convirtieron en arrepentidos del caso. El último es Carlos Gellert, primo de Pochetti y quien fue detenido en la frontera entre Estados Unidos y México, en noviembre pasado.
La mujer, madre de dos hijos de una relación anterior a Muñoz, ya pidió y le fue rechazada la excarcelación, por lo que su única posibilidad de salir libre es a través de su reconocimiento como imputada colaboradora. Además, le juega en contra que ya tres personas en su entorno, que fueron detenidas en la causa declararon como arrepentidos, por lo que su situación es por demás complicada.
