La mandataria dijo a los presentes en Olivos que después del plan para la compra de autos cero kilómetros, las mujeres "reclamaban uno de lavarropas". Al notar que su frase podía sonar machista, pidió que los grupos feministas no lean su declaración con ese tinte y se defendió: "Nunca se pierde el lugar en la casa".
Más adelante, aseguró que " las mujeres somos doble turno: el turno que nos compete como profesional y otro como amas de casa. Nunca se pierde el lugar en la casa". Al tiempo que dijo que en el hogar, como en el gobierno ahora, la que manda es ella. "Ustedes saben que me toca convivir con el ex presidente y ahora yo soy la presidenta, pero desde antes, cuando había que hacer algo en esta residencia que me toca ocupar, a quien consultaban era a mi", no a Kirchner, deslizó, generando risas. "Así, desde el estudio de abogados hasta hoy, la que decide en casa soy yo", completó.
Siguiendo con su desopilante discurso, Cristina dijo que ella también es la que reta a Florencia "cuando hace cosas que no tiene que hacer", porque los hombres -en referencia a Néstor Kirchner- son siempre más permisivos. "Las brujas somos nosotras, estamos condenadas por el sexo y la historia", concluyó.
La frutillita del postre la dio antes de leer las cifras del plan: a la hora de repasar los precios, descuentos y detalles del plan canje, la presidenta se disculpó ante los presentes y procedió a calzarse sus lentes de aumento para leer. "Las mujeres somos coquetas, pero son muchos los números, ya me voy a operar", se justificó.
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